Compartir en redes sociales

Eva

Entrevista

6 Mayo 2021

Eva Ryjlen, cantante

«A veces la sociedad nos obliga a tomarnos demasiado en serio todo»

Esther Peñas / Madrid

Su segundo disco, Onírica, recorre de alguna manera el camino inverso que inauguró con el primero, Violencia Postmoderna. Si se estrenó en la música violentando lo externo, ahora trata de revolucionar el espacio íntimo. Textos muy concisos, melodías cinematográficas, luminosidad, aroma, primor. Eva Rayjlen.

Onírica estuvo a punto de no salir, incluso de no ser…

Ambas cosas, a punto de no ser porque no tenía pensado sacar un disco por lo complicado de la situación; de no salir por eso mismo, porque después de un año sin trabajo, parecía impensable. Es decir, hubo un obstáculo económico, pero también anímico.

Si no cree en los milagros ni en el destino, como canta en uno de los temas, ¿en qué cree?

Soy más de no creer más que en lo que yo puedo hacer como persona; no pongo mis expectativas o mi energía en nada más que en lo que sea capaz de controlar, que es muy poco, la verdad, lo hemos visto con la pandemia, el poco control que tenemos sobre la vida en general. Intento, en definitiva, asumir mi responsabilidad y no poner nada fuera. 

¿Qué cualidades tiene una «criatura salvaje»?

En concreto pureza, fuerza y algo que es muy difícil de logra: alegría interior.

Para mantener esa alegría, ¿qué hace falta?

Ser muy revolucionario, ir en contra de todo, a veces incuso de lo que crees o de lo que piensas, cuestionarte a ti mismo, no dar nada por sentado, experimentar las cosas como vienen, con pureza e inocencia.

¿Cuánto de onírico ha tenido este disco?

Me fascina nuestra parte inconsciente a la que no podemos acceder en la vigilia, sólo en esa zona entre la vigilia y el sueño, que a veces aparece en la meditación; ahí te llegan cosas, pensamientos, ideas, que transformo en canciones. Así que este disco ha tenido todo de onírico. 

De estos doce temas, ¿por cuál siente especial querencia?

Bailas es una canción muy optimista, era una canción a la que me daba miedo enfrentarme por mostrar esa parte de mí, porque cuando eres feliz y optimista te siente más vulnerable ante el resto del mundo. Cuando conseguí hacerla, me sentí más fuerte. Por eso le tengo un cariño especial.

¿Qué conserva y qué no Onírica de Violencia Posmoderna, su anterior disco?

Han cambiado muchas cosas; como todos, soy una mujer en constante cambio y evolución. La parte reivindicativa permanece, aunque en Violencia posmoderna era más evidente, acaso porque reivindica algo exterior, aunque en este disco reivindico algo más profundo: uno mismo. Creo que en este segundo me he sentido mucho más libre a la hora de componer, tenía un bagaje del disco anterior, y desaparecieron esos prejuicios y miedos a no poder seguir haciendo esto que tanto me gusta. Sí, me he sentido mucho más libre en este segundo trabajo. 

¿Conviene sacar a pasear esa «fiera» que llevamos dentro?

Sí, hay que sacarla cuando sea necesario, sin miedo alguno, nos protege.

¿Ante quién o en qué momentos hay que ser un «kamikaze»?

Hay situaciones en las que no deberíamos pensar tanto lo que hacemos, a veces la sociedad nos obliga a tomarnos demasiado en serio todo, y se trata más de creer en uno miso y lanzarse al vacío de la manera más kamikaze posible, de ir a por todas sin mirar al suelo.