Compartir en redes sociales

Amnistía Internacional

Pena de muerte

10 Oct 2018

En 2017 año se produjeron 993 ejecuciones en 23 países

Amnistía denuncia “condiciones inhumanas” de condenados a muerte en cinco países

Servimedia / Madrid

Amnistía Internacional (AI) ha lanzado una nueva campaña para presionar a cinco países (Bielorrusia, Ghana, Irán, Japón y Malasia) con el objetivo de que pongan fin a las “condiciones inhumanas de detención” de las personas condenadas a muerte y avancen hacia la abolición total de la pena capital.

Así lo manifestó AI en un comunicado con motivo del Día Mundial contra la Pena de Muerte, que se celebra este miércoles. “Las personas condenadas a muerte deben ser tratadas con humanidad y dignidad, y recluidas en condiciones que cumplan el derecho y las normas internacionales de derechos humanos”, apuntó.

Amnistía Internacional subrayó que la pena capital viola el derecho a la vida, proclamado en la Declaración Universal de Derechos Humanos, y es “el exponente máximo de pena cruel, inhumana y degradante”.

Esta organización registró el año pasado 993 ejecuciones en 23 países, lo que supone un descenso del 4% respecto a 2016 y del 39% en relación a 2015. La mayoría de ellas tuvieron lugar en Irán, Arabia Saudí, Irak y Pakistán. Las cifras globales no incluyen los miles de ejecuciones realizadas en China, donde los datos sobre el uso de la pena de muerte seguían estando clasificados como secreto de Estado.

“No importa el delito que hayan cometido: nadie debe ser obligado a soportar condiciones inhumanas de reclusión. Sin embargo, en muchos casos, los presos y presas condenados a muerte permanecen en aislamiento estricto, sin acceso a medicación que necesitan y viviendo en un estado de constante ansiedad por la amenaza de la ejecución”, manifestó Stephen Cockburn, director adjunto del Programa de Asuntos Globales de Amnistía Internacional.

Cockburn recalcó que “el hecho de que algunos gobiernos notifiquen a los presos y sus familiares la ejecución con tan sólo unos días o, en algunos casos, unos momentos de antelación es una práctica cruel”. “Todos los gobiernos que mantienen la pena de muerte deben abolirla de inmediato y poner fin a las terribles condiciones de reclusión que se ven obligados a soportar demasiados condenados y condenadas a muerte”, reiteró.

“ABUSOS TERRIBLES”

Aunque Amnistía Internacional ha documentado “abusos terribles en todo el mundo”, su nueva campaña destaca casos de Bielorrusia, Ghana, Irán, Japón y Malasia.

En Ghana, las personas condenadas a muerte han relatado que a menudo no tienen acceso a medicación para tratar enfermedades y problemas de salud a largo plazo. En Irán, Mohammad Reza Haddadi, condenado a muerte desde que tenía 15 años, ha tenido que soportar la tortura mental de que su ejecución se programara y pospusiera al menos seis veces en los últimos 14 años.

Matsumoto Kenji, en Japón, ha desarrollado un trastorno delirante, casi con toda probabilidad por su prolongada reclusión en régimen de aislamiento mientras espera la ejecución. Hoo Yew Wah, en Malasia, presentó una petición de clemencia en 2014, pero aún no ha recibido respuesta.

El secreto en torno al uso de la pena de muerte prevalece también en Bielorrusia, donde las ejecuciones se ocultan estrictamente al público y se llevan a cabo sin dar aviso previo a las personas condenadas, a sus familias o a sus abogados.

Amnistía Internacional indicó que se opone a la pena de muerte en todos los casos sin excepción, con independencia del carácter o las circunstancias del delito, de las características y la culpabilidad o inocencia del acusado y del método utilizado por el Estado para llevar a cabo la ejecución.