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Calidad del aire

Salud

23 Feb 2021

Como el humo de los incendios forestales y el escape de automóviles

La contaminación del aire eleva en niños el riesgo de enfermedades en edad adulta

Redacción / Madrid

Los niños expuestos a la contaminación del aire, como el humo de los incendios forestales y el escape de automóviles, pueden tener tasas más altas de enfermedades cardíacas y otras dolencias en la edad adulta. Así figura en un nuevo estudio dirigido por la Universidad Stanford (Estados Unidos) y publicado en la revista 'Scientific Reports'. Es el primero de su tipo en investigar los efectos de la contaminación del aire a nivel de una sola célula y centrarse simultáneamente en el sistema cardiovascular e inmunológico en los niños.

El trabajo confirma investigaciones anteriores de que la polución atmosférica puede alterar la regulación genética de una manera que puede afectar la salud a largo plazo, un hallazgo que podría cambiar la forma en que los expertos médicos y los padres piensan acerca del aire que los niños respiran.

"Creo que esto es lo suficientemente convincente como para que un pediatra diga que tenemos evidencia de que la contaminación del aire causa cambios en el sistema inmunológico y cardiovascular asociados no sólo con el asma y las enfermedades respiratorias, como se ha demostrado antes", sentencia Mary Prunicki, del Centro Sean N. Parker de Investigación de Alergias y Asma de la Universidad Stanford y autora principal del estudio.

Prunicki apunta que "parece que incluso una breve exposición a la contaminación del aire puede cambiar la regulación y la expresión de los genes de los niños y tal vez alterar la presión arterial, lo que podría sentar las bases para un mayor riesgo de enfermedad más adelante en la vida".

Los investigadores estudiaron un grupo predominantemente hispano de niños de seis a ocho años en Fresno, una ciudad californiana acosada por algunos de los niveles más altos de contaminación del aire de Estados Unidos debido a la agricultura industrial y los incendios forestales, entre otras fuentes.

Con una combinación de concentraciones diarias continuas de contaminantes medida en estaciones centrales de seguimiento del aire en Fresno, concentraciones diarias a partir de una muestra espacial periódica y datos meteorológicos y geofísicos, el equipo de estudio calculó exposiciones medias de contaminación del aire durante un día, una semana y uno, tres, seis y 12 meses antes de cada visita de los participantes.

Al añadirse cuestionarios de salud y demografía, lecturas de la presión arterial y muestras de sangre, los datos comenzaron a pintar un panorama preocupante.

HASTA 40 MARCADORES CELULARES

Los investigadores utilizaron una forma de espectrometría de masas para analizar las células del sistema inmunitario por primera vez en un estudio de contaminación. El enfoque permitió mediciones más sensibles de hasta 40 marcadores celulares simultáneamente, lo que ofrece un análisis más profundo de los impactos de la exposición a la contaminación de lo que era posible anteriormente.

Concluyen que la exposición a partículas finas conocidas como PM2.5, monóxido de carbono y ozono está relacionada a largo plazo con un aumento de la metilación, una alteración de las moléculas de ADN que pueden cambiar su actividad sin cambiar su secuencia. Este cambio en la expresión génica puede transmitirse a las generaciones futuras.

También encontraron que la exposición a la contaminación del aire se correlaciona con un aumento de monocitos, glóbulos blancos que juegan un papel clave en la acumulación de placas en las arterias, y posiblemente podrían predisponer a los niños a enfermedades del corazón en la edad adulta. No obstante, se necesitan estudios futuros para verificar las implicaciones a largo plazo.

"Este es el problema de todos. Casi la mitad de los estadounidenses y la gran mayoría de las personas en todo el mundo viven en lugares con aire poco saludable. Entender y mitigar los impactos podría salvar muchas vidas", apunta Kari Nadeau, directora del Centro Sean N. Parker de Investigación de Alergias y Asma de la Universidad Stanford.