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Juventud

18 Sep 2019

Cifra similar a la del año 2000, que fue del 12,2%

El 12,4% de los jóvenes en España son 'ninis', un 6% menos que durante la crisis

Servimedia / Madrid

La tasa de ‘ninis’ (jóvenes de entre 15 y 24 años que ni estudian ni trabajan) se situó en el 12,4% en 2018, cifra similar a la del año 2000, que fue del 12,2%, después de llegar a techos del 18,6% en 2012, en plena crisis

s una de las conclusiones del ‘Informe Indicadores comentados del sistema educativo español 2019’, editado por las fundaciones Ramón Areces y Sociedad y Educación, que se presentó este miércoles en Madrid.

Julio Carabaña, catedrático de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, subrayó que el indicador del 'nini' es “perverso”, “complejo” y “político”, pues “no es un problema de educación, sino de economía”. De hecho, si se desglosa el concepto ‘nini’ como la suma de los jóvenes parados y los jóvenes inactivos, se aprecia que los primeros “son sensibles al ciclo económico”, pues llegan a una tasa del 13,3% en los peores años de la crisis, mientras que la tasa de inactivos, que son los que “ni estudian, ni trabajan, ni quieren” o ni pueden (por cuestiones de salud, por ejemplo, precisó el catedrático), se mantiene “constante” en torno al 5%. “El elemento dinámico son los parados, son los que fluctúan”, recalcó.

En este contexto, el profesor criticó que el concepto ‘nini’ es algo “creado por Europa” para repartir fondos. De hecho, dijo, la tasa de inactivo “es muy parecida en todos los países de la OCDE”.

Carabaña indicó asimismo que la particularidad española es que está a la cabeza de los países donde sus jóvenes estudian o estudian y trabajan (73,6%), aunque no tiene muchos que sólo trabajan (14%). La media de la UE-28 es del 69,5%, en el primer caso, y del 20% para quienes sólo trabajan.

En su opinión, el de ‘nini’ es un indicador “regresivo” en varios sentidos: analítico, pues “mezcla inactivos y parados”; moral, porque “condena cualquier ociosidad y deslegitima el trabajo informal”, incluyendo el trabajo doméstico; político, pues “ignora los gustos individuales, las costumbres sociales y legitima al Estado para corregir y salvar a los individuos de sus propias elecciones equivocadas” (“No se admite gente que ande buscando el yo”, bromeó), para lo que pidió políticas públicas “dirigidas a objetivos claros”, pues por ejemplo “los enfermos que ni estudian ni trabajan por motivos de salud están metidos dentro de los ‘ninis’”.

“El cóctel de indicadores tiene una explicación política a nivel europeo, pues el indicador se inventa para repartir dinero. Se crea el programa de garantía juvenil y se obliga a cada país a hacer uno similar y se distribuyen fondos a partir de un indicador político consensuado”, reiteró. “Pero el daño intelectual y moral que hace el indicador no se corrige”, lamentó.

El sociólogo recordó que su abuelo “ya hablaba de los ‘ninis’ como los que andaban apedreando perros”. Las causas de ser nini son muy variadas, a las que habría que añadir la popular “crisis de la adolescencia” o particularidades de quienes “ayudan en casa” pertenecen a matrimonios más precoces.

LA IMPORTANCIA DE LA FORMACIÓN

Durante la presentación del informe, Rafael Pampillón, catedrático de Economía del Instituto de Empresa y de la Universidad San Pablo CEU, puso el acento en que los jóvenes con más formación tienen más éxito laboral, aunque “en España tenemos un déficit de formación si se compara con la media de la UE”.

“El paro es mucho mayor entre los menos cualificados que entre los cualificados”, reiteró, pues en comparación con la UE “tenemos un millón más de gente que no pasa de la ESO”. En contraste, indicó el catedrático, “tenemos más escasez en los que hacen FP de grado medio, sólo 630.000 jóvenes, cuando nos corresponderían 1.700.000. Nos falta un millón de personas que pasasen a FP. Esa falta de alumnos en FP hace que la productividad de nuestros trabajadores sea menor”.

Por ello, Pampillón alertó de que “tan pronto aparece una crisis los contratos indefinidos empiezan a caer, como este año, que están cayendo al 20%”. “Hay más temporalidad y eso lleva consigo que los trabajadores temporales tengan menos interés en formarse y los empresarios por esa situación eventual tampoco hacen esfuerzos”, protestó.

No obstante, quiso poner optimismo apuntando a que “hay más sisis”, gente que estudia y quiere trabajar: “La economía ha crecido, se ha recuperado y también ha memorado la formación de los alumnos”.

Y responsabilizó a los políticos del “enfriamiento” de la economía mundial, pues, en su opinión “la crisis no es sólo porque el ciclo se acaba, sino que los que mandan no están haciendo las cosas y eso se está viendo que en España, que se desacelera la reducción del empleo”.

De hecho, recordó el catedrático del Instituto de Empresa y del CEU, en 2017 se redujo el paro de enero a agosto en 450.000 personas; 350.000 en el mismo periodo en 2018; y este año en 250.000. “Se ralentiza la reducción del paro”, avisó, apelando a apostar por la formación “de quienes acceden al mercado y de quienes están en el mercado laboral”, con una mejor formación “para quienes acceden y para quienes están en el mercado laboral”, teniendo en cuenta también la adaptación al cambio tecnológico, y la promoción de la investigación en el ámbito universitario. “En España se investiga poco y repercute en la calidad de la docencia”, zanjó.

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