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Niños en la escuela

Entrevista

25 Mar 2021

Amalia Gordóvil, psicóloga familiar

"La pandemia hace a los niños más pacientes, creativos y empáticos"

Redacción / Madrid

La pandemia, y especialmente, tras el confinamiento, ha hecho a los niños más pacientes, creativos y empáticos, según Amalia Gordóvil, psicóloga familiar y profesora colaboradora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC.

Gordóvil, que acaba de publicar, junto con la psicóloga Agnès Brossa, el libro ‘Compartir la vida educa’ (Eumo Editorial), afirma que "los trastornos relacionados con el confinamiento aparecían principalmente en adultos y no tanto en niños y jóvenes". De hecho, según su experiencia, "a veces los adultos afirman que sus hijos tienen dificultades y, sin embargo, los niños manifiestan abiertamente lo contrario, hasta el punto de declarar que durante el confinamiento estaban muy bien porque estaban mucho tiempo con sus padres".

Si bien es cierto que algunos estudios afirman que más de la mitad de los niños vieron perjudicada su salud mental, la psicóloga cree que también es importante preguntar a los pequeños y "valorar variables que puedan perjudicar la salud mental, como el estado del niño previo al confinamiento y el manejo emocional por parte de sus padres o cuidadores principales". Según la experta, los niños han tenido, gracias a la pandemia y sobre todo durante las semanas de confinamiento estricto, muchas oportunidades para aprender de las dificultades.

RELACIÓN ENTRE HERMANOS

"A nadie le gusta ver discutir a sus hijos", explicó Gordóvil, "es algo que los padres y madres intentan evitar en primera instancia". Sin embargo, el confinamiento y la convivencia convirtieron estos choques en algo más habitual. Curiosamente, multitud de estudios se refieren a las peleas entre hermanos como algo positivo, porque ayudan al desarrollo emocional.

La profesora y doctora en Psicología defiende el enfoque positivo, y asegura que discutir con hermanos o amigos enseña al individuo a defender su opinión, a expresarla correctamente y a explorar sus límites dentro de cada disputa. "La vida comporta conflictos y situaciones desagradables que tenemos que afrontar, y nuestra manera de hacerlo depende de qué mecanismos hayamos aprendido", explicó.

Por tanto, la convivencia y el confinamiento han supuesto una oportunidad para que los niños más pasivos alcanzaran su límite, se expresaran y aprendieran a hacerse oír. Una cualidad que suele aprenderse en los recreos pero que, encerrados en casa, se ha acelerado. En este sentido, "cobra importancia también el autocontrol: varios adolescentes han reconocido que se han controlado más para ‘no liarla’ en casa en unos tiempos tan críticos. Así, han aprendido a autocontrolarse y han descubierto que a veces hay que resignarse", afirmó.