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  • «Vivir sin sufrimiento es imposible»

    Divaneo (Península).

  • El maridaje entre el sueño y las artes

    Los sueños. Territorio impregnado de misterio, de azar, de premonición. Hontanar de versos e ideas, vaso comunicante entre el otro y uno, entre lo otro y uno mismo. Albacea de pulsiones y temores, de deseos, de inquietud. Terror, placer, extrañeza, asombro. El disparate. El sueño. Lengua vernácula entre el hombre y sus dioses. O viceversa.  

  • La palabra poética: ese lenguaje otro

    Durante algún tiempo, sentí un temor similar al que Rainer María Rilke tuvo cuando Lou Andreas Salomé le propuso analizarse con Freud. Rilke le contestó a Lou Andreas: “Temo que, si me quitan mis demonios, se puedan morir mis ángeles”. Efectivamente, aparece aquí el miedo a que eso que denominamos coloquialmente inspiración del artista, desaparezca al “sanar” éste en un análisis.

  • Psicoanálisis y poesía, de sus vasos comunicantes

    Freud decía que allí donde llegaba un psicoanalista, un psicólogo o un filósofo había estado antes un poeta. Basten estos versos de la argentina Andrea Aguirre para confirmar que la pregunta poética traspasa: “no desprecies nunca el caos/ de aquellos que dudan de ti;/ quizás sus quejas contengan/aquellas preguntas que siempre/ anduviste buscando”.

  • El maridaje entre poesía y psicoanálisis

    Acaso el francés Gaston Bachelard sea uno de los poetas (junto con María Zambrano) que más ha tratado de explicar el ‘estado poético’. Para él la poesía es una metafísica instantánea. En todo poema verdadero se pueden encontrar los elementos de un tiempo detenido, de un tiempo que no sigue el compás, de un tiempo “vertical”.

  • “Lo que en el sujeto no se ve, lo que no se sabe, es lo que en él todavía resiste, lo que le queda de partisano”

    Ángel Zapata (Madrid 1961) es aquel que conoce los almacenes de recuerdos y las bellas estaciones olvidadas. Zapata, pastor de grietas, agrimensor de lo poético, predicador de ocasos desvestidos.

  • “La idea de que la felicidad está al alcance de cualquiera es una falacia”

    Hay una parte de nosotros en permanente boicot a nosotros mismos; una zona que nos habita que subsiste gracias a transfusiones eléctricas de sueño y realidad por completo diluidas, regiones de nuestra mente oscuras como una larga desesperación petrificada en soledad. Vivimos en tinieblas, salvo que prendamos la lumbre que nos permita encarar aquello que nos causa dolor.

  • “Acercarse a la verdad de lo humano es perturbador siempre”

    Reclamando el derecho a convivir con la ambivalencia, a romper el discurso de que el amor es esférico, porque no lo es, es anguloso (a veces como un invierno con alfileres) sin que eso signifique mengua en la intensidad o la calidad del mismo, Lola López Mondéjar nos presenta –con enorme retranca en el título- ‘Qué mundo tan maravilloso’ (Páginas de Espuma

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