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Cubierta del libro e imagen de Gerard

Lectura

14 Sep 2021

Se reedita la gran obra de GirardGirard

La violencia, el sacrificio y la víctima propiciatoria

Esther Peñas / Madrid

René Girad es de esos pensadores que carecen de la propaganda del espectáculo pero cuya lectura adquiere, con los años, una hondura reveladora. Con ese tono de los maestros (con aperos filosóficos, antropológicos, históricos y líricos), su obra tiene por eje el concepto clásico de «mímesis», es decir, la imitación, llevaba al campo del deseo. Pero no un deseo utilitarista, sino deseo del objeto que posee el otro y que, por tanto, origina violencia. Ni siquiera su conversión al catolicismo (previa al Concilio Vaticano II, como el recordaba con insistencia para alejarse de malos entendidos aperturistas) dulcificó en esencia esa idea del ser humano como bestia presa de la codicia. Sostuvo que el tegumento de las sociedades era eso mismo, la violencia. Y la única salvación es imitar a Cristo, inocencia pura (la verdad queda del lado de la víctima, no del ritual del sacrificio).

Reparó en el contexto, claro. Y combatió el consumismo, un sistema que, a su juicio, nos degrada y espolea esos deseos que nos dominan y ciegan que nos abocan al abismo cruel de la brutalidad. 

Girard nos dejó en 2015. Conoció de cerca la irreversibilidad de algunas cuestiones que amenazan no ya el mundo, que también, sino la condición humana, su naturaleza misma. Es decir, su discurso no solo resulta intemporal en tanto que la narración de los clásicos habla y dice allí donde se lea (con independencia del tiempo y la geografía) sino que se incardina en nuestra contemporaneidad.

De entre sus títulos, destaca Cosas ocultas desde la fundación del mundo (Ediciones Sígueme), en el que profundiza a propósito del asesinato como cosmogonía cultural y la necesidad del chivo expiatorio como pilatos del alma de la comunidad. 

Comenzando por el mecanismo victimario como fundamento de lo religioso, Girad nos lleva por el cauce más seminal del ser humano: el origen de la cultura y las instituciones, el proceso de hominización, el sustento de los mitos… ello le conduce a dos áreas relacionadas aunque no interdependientes: las escrituras judeocristianas y la psicología individual (caminando junto a Freud). Violencia y lo sagrado están íntimamente relacionados, y sobre ambos conceptos se teje una estructura reticular que origina lo que hoy somos: en medio de una crisis sacrificial, una víctima es ejecutada, la paz social se restablece, y la víctima surge como un dios. Hay un punto de ruptura, el cristianismo. Según Gerard, oda sociedad se funda en la violencia; la base de toda cultura es el rito religioso; la revelación cristiana, no como creencia religiosa en sí misma, sino como innovación ética, sustituye la violencia por el amor. Por eso se propine la mímesis de Cristo.

Con un estilo sobrio, musical (no se abandona cierta escritura rítmica; tampoco una argumentación que no clausura sino que traza una dirección), Cosas ocultas desde la fundación del mundo resulta un entramando boscoso que interpela una y otra vez a quien lo habita.