El trabajo pone de manifiesto que la migración inducida por el cambio climático es “ya una realidad” con visos de “emporar mucho”, como lo atestigua el hecho de que 30 millones de personas, de las cuales un tercio fueron niños, se vieron obligadas a abandonar sus hogares en 2020 como consecuencia de los estragos causados por el clima, una cifra que triplica el número de desplazados por conflictos y por la violencia.

Cabe destacar que hace cinco años el número de personas desplazadas internamente por desastres relacionados con el clima ascendía a 19 millones.

El informe también destaca que próximamente habrá el doble de personas afectadas por sequías de evolución lenta que por tormentas repentinas, siendo mucho más probable que la migración provocada por las temperaturas extremas, la subida del nivel del mar y la salinización de las tierras sea permanente.

Del mismo modo, llama la atención que gran parte de esta migración permanente se dirige a zonas que corren el mismo o mayor riesgo de verse afectadas por los factores climáticos.

El estudio recoge tanto los resultados de más de 420 informes de investigación sobre el cambio climático y el desplazamiento de menores como entrevistas con 239 chavales que viven en entornos de alto riesgo climático en cinco países de los cinco continentes: Fiji, Irak, Mali, Mozambique y Perú, algunos de los cuales han migrado debido al cambio climático.

Los testimonios de los niños demuestran que la crisis climática tiene un “impacto devastador” en sus vidas, lo que les lleva a desplazarse de las zonas rurales a las urbanas, llegando a viajar solos.

Algunos mencionaron que los riesgos climáticos estaban aumentando sus niveles de pobreza, dejándolos “atrapados” en lugares de alto riesgo, hasta el punto de saltarse las comidas, no ir a la escuela, trabajar, mendigar por las calles, sufrir explotación sexual o verse abocados a matrimonios forzados.

Ante esta situación, el director de la Iniciativa de Migración y Desplazamiento de Save the Children, Steve Morgan, alertó de que se asiste a una “tormenta perfecta que debemos detener antes de que sea demasiado tarde”.

El informe también advierte de que los menores tienen más probabilidades de verse afectados físicamente por los fenómenos relacionados con el clima que los adultos, siendo más sensibles a la desnutrición y a las infecciones, a las enfermedades vinculadas con su salud mental y a un mayor riesgo de violencia, incluido el reclutamiento por parte de las milicias armadas.

Por todo ello, Save the Children reclama al sector humanitario y a las autoridades que incorporen la experiencia climática y los riesgos asociaciones en los programas relacionados con la migración y el desplazamiento de los niños y las niñas; que prioricen sus derechos y sus necesidades afectadas por esta cuestión; que aborden esta materia desde una perspectiva proactiva; y que planifiquen “escenarios a largo plazo” y establezcan alianzas con especialista contando con la voz de los menores afectados.