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Víktor Shklovski

Lecturas

24 Nov 2021

Ediciones Asimétricas reedita el clásico de Shklovski

Sobre arte y literatura

Esther Peñas / Madrid

Víctor Shklovski (San Petersburgo, 1893, Moscú, 1984) fue uno de los grandes lingüistas del pasado siglo. Auriga de la ‘Sociedad para el estudio del lenguaje poético’, conocida como Opoyaz, uno de los centros neurálgicos (junto con el Círculo Lingüístico de Moscú) que alumbraron el «formalismo ruso», una escuela sustentada en el concepto de «extrañamiento», que permite disociar al objeto artístico de la recepción automatizada. 

De la importancia del autor dan buena cuenta los textos reunidos por Ediciones asimétricas bajo la rúbrica Sobre arte y literatura, donde encontramos una de las piezas con mayor proyección (a día de hoy, aún fresca y lozana) del ruso, “El arte como artificio”, traducido en esta versión como “El arte como procedimiento” (de la traducción completa, Cristan Cámara), en el que inaugura un materialismo de la crítica, alejada de la biografía del autor así como del contexto en el que surge para centrarse en la obra en sí. Este criterio disgustó a los ortodoxos (Stalin) del partido como a los heterodoxos (Trotski), por sustraer el elemento social. Conviene no perder de vista una de sus máximas: «Un escritor nunca debe ser obligado a arrodillarse». Había visto cercar a autores que tuvieron que huir, morir, suicidarse (Mayakovski, por ejemplo, también Mandelstam).

Cubierta del libroSigue siendo una pieza que nos obliga a replantearnos algunas cuestiones artísticas, que nos interpela, especialmente al pivotar sobre la desautomatización, ese proceso por el cual el espíritu creador del individuo irrumpe en el lenguaje (palabra, trazo, armonía) rebelándose contra su carácter colectivo y socializado, rompiendo el automatismo en la recepción.
El arte debe singularizar los objetos, hacerlos únicos, porque lo que conocemos no interesa, lo que no perturba, no zarandea, no nos apelada, no produce cambio alguno y, por tanto, es prescindible (Kafka escribió aquello de que un libro ha de ser un hacha que rompa el mar helado que llevamos dentro». Pensemos en la mayor parte de la narrativa española actual y sabremos qué quiere decir Shklovski si la comparamos con sus antecedentes patrios (Ferres, Calvo, Pombo, García Hortelano…) El arte es un medio de experimentar el devenir del objeto: lo que está realizado no interesa. La liberación del objeto del automatismo perceptivo se logra por diferentes medios. La imagen no es un predicado constante. Su finalidad es crear una percepción particular del objeto, crear su visión y no su reconocimiento.

Son textos, los reunidos por Shklovski y editados por Ediciones Asimétricas, fantásticos. La reflexión a propósito de que el momento creativo puede orinar un artefacto prosaico que sea recibido por poético y viceversa; el postulado de que el carácter estético de toda obra de arte surge en el momento de la recepción, en el modo en que lo percibimos, postura no exenta de polémica porque, aceptada la del ruso, ¿qué sucede con la idea de que la obra es sustento de sí, más allá de cualquier otra consideración?
Apuesta, como los grandes austeros de la pluma, por la economía de recursos y fuerzas: obtener la máxima intensidad (pensamiento, que diría Sánchez Ferlosio, sin ser formalista, mucho menos ruso) en un mínimo de palabras.

«Al examinar la lengua poética, tanto en sus constituyentes fonéticos y lexicales como en la disposición de las palabras y de las construcciones semánticas constituidas por ellas, percibimos que el carácter estético se revela siempre por los mismos signos. Está creado conscientemente para liberar la percepción del automatismo. Su visión representa la finalidad del creador y está construida de manera artificial para que la percepción se detenga en ella y llegue al máximo de su fuerza y duración. El objeto no es percibido como una parte del espacio, sino, por así decirlo, en su continuidad. La lengua poética satisface estas condiciones. Según Aristóteles, la lengua poética debe tener un carácter extraño, sorprendente. De hecho, suele ser una lengua extranjera: el sumerio para los asirios, el latín en Europa medieval, los arabismos en los persas, el viejo búlgaro como base del ruso literario; o una lengua desarrollada al lado de la lengua literaria, como en el caso de la lengua de las canciones populares». Por ejemplo.

Y las disquisiciones a propósito de las enseñanzas de Potebnia, lingüista, filósofo y panslavista imperial y ucraniano, a propósito de que no hay arte, especialmente poesía, sin imagen. La imagen permite, además, esa condensación de significado y, por tanto, economizar.

Shklovski asegura que las imágenes son prácticamente invariables, y que lo único que muta o se modifica son los procedimientos con los que se analizan esas mismas imágenes.
Delicioso ensayo lleno de fracturas textuales, de descripción de procesos, de propuestas lingüísticas, semánticas, artísticas, un zarcillo de piezas destinadas a estimularnos.