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Hacinamiento

Macrogranjas

19 Ene 2022

Respaldan el uso animal para investigación y alimentación, y rechazan la tauromaquia, el circo y la caza

Los españoles rechazan hacinar animales para carne y otros alimentos

Redacción / Madrid

La gran mayoría de los ciudadanos españoles rechaza que la producción de carne y otros alimentos derivados de los animales justifique el mantenimiento de éstos en condiciones de hacinamiento, y hay un amplio respaldo al uso animal para investigación y alimentación, y un elevado rechazo a la tauromaquia, el circo, la caza e investigaciones de cosmética y vestimenta.

Éstas son algunas conclusiones del estudio ‘Visión y actitudes hacia los animales en la sociedad española’, realizado por la Fundación BBVA a partir de sendas encuestas telefónicas con muestras de 2.000 personas mayores de edad efectuadas por Imop Insights. El estudio, dado a conocer este miércoles, refleja una nota de 3,1 sobre 10 a la cuestión de si está justificado hacinar animales para producir carne y otros alimentos.

“Ese fuerte rechazo es compartido por todos los segmentos, acentuándose entre las mujeres, los jóvenes de 25 a 34 años, quienes tienen estudios terciarios, un bajo nivel de religiosidad, se identifican con la izquierda y, de forma especialmente destacada, entre quienes tienen una visión no-materialista de la naturaleza”, según la Fundación BBVA.

El ministro de Consumo, Alberto Garzón, ha desatado recientemente una polémica sobre las macrogranjas al afirmar que los animales de este tipo de ganadería “están hacinados” y “en muchos casos no pueden moverse ni siquiera lateralmente”, lo que conlleva una carne de peor calidad, algo sobre lo cual “la evidencia científica es abrumadora”. Ello contrasta con su apoyo a “la ganadería extensiva, social y familiar”.

Por otro lado, el estudio muestra que la mayoría de los españoles acepta el uso de animales para investigación veterinaria (7,0 sobre 10), alimentación de seres humanos (6,1), investigación médica para mejorar la salud humana (6,0) e investigación científica para un mejor conocimiento de la vida (5,7), mientras que hay un rechazo rotundo a las corridas de toros (1,9), la caza deportiva (1,7), el circo (1,7), confeccionar ropa y complementos de vestir (1,5), entretenimiento en fiestas locales (1,4), investigación cosmética (1,3) y fabricar abrigos de piel (0,8).

El nivel de aceptación de su utilización con fines médicos y científicos depende de la especie de que se trate: se acepta la investigación con insectos y ratas (media de aceptación de 5,9), y es rechazada en delfines (3,2), perros (3,3) o primates (3,9).

DIGNIDAD

Los resultados del estudio realizado por la Fundación BBVA reflejan una visión de los animales como un universo cercano y continuo a los seres humanos tanto en términos de origen biológico compartido como de atributos o facetas sensitivas-emocionales y relacionales.

La amplia mayoría cree que “los animales y los seres humanos tenemos los mismos orígenes biológicos” (media de 7,4), así como que “los animales sienten dolor físico” (8,7) o “sienten miedo” (7,9) de manera similar a los seres humanos.

La percepción de proximidad entre animales y humanos conlleva el que, para la gran mayoría de la población, los primeros merezcan también consideración moral: un 39% considera que tienen la misma condición moral que los seres humanos y un 27% que tienen una condición moral a mitad de camino entre la de los seres humanos y las plantas. Además, 8 de cada 10 españoles consideran que los animales tienen dignidad, que debe ser respetada.

En el marco de una percepción de los animales como seres dotados de derechos y de dignidad, la modificación de su estructura genética suscita valoraciones desfavorables, moduladas en función del propósito. La media de aceptación de la modificación genética de animales para obtener beneficios médicos para los seres humanos es de 4,6, y de 2,6 cuando se trata de producir alimentos.

El compromiso activo con la protección de los animales, a través de distintas formas de acción colectiva, está en un estado incipiente, aunque significativo. Las prácticas más extendidas son la firma de peticiones (28%), el rescate de animales y el voluntariado (27%).