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Chelo de la Torre

Entrevista

23 Feb 2022

Chelo de la Torre, poeta

«El poeta escribe en vigilia y desde la vigilia»

Esther Peñas / Madrid

Licenciada en Matemáticas y coeditoria de la revista literaria Aschel, Chelo de la Torre (Baeza, Jaén, 1950) acaba de publicar su segundo poemario, Tiempo de memoria (Editorial Nuevos Ekkos). Surcado por un bucólico ejercicio la memoria, el poemario habita territorios como la reflexión sobre le lenguaje, la palabra y sus quehaceres, los gestos y las huellas del aula (la poeta ha dedicado su vida laboral a la docencia) o la solidaridad, con un tono de contentamiento, de cierta placidez, de humildad. 

La memoria, en el poema, ¿trenza melancolías o es un anzuelo hacia el futuro?

Cuando el camino que queda por recorrer es más corto que el recorrido (como es mi caso), la memoria trenza melancolías, por supuesto, y, si de paso consigue enlazar con el posible futuro, suerte que tiene. En el poema, pienso igual, se escribe sobre lo vivido o sentido. Por lo menos en mi caso.

¿Cuál es el tiempo de la memoria?

El tiempo de memoria es ese en el que se habla con los recuerdos con frecuencia, ese en que el atardecer se cobija en el sillón, y salen los cuadernos de deberes a deshora. Cuando hace tiempo recogiste los restos de la infancia de los hijos y, sobre todo, cuando "pi" (π) empieza a mostrar sus ultimas cifras.  

¿Cuál es el mensaje del poeta, «aunque no ponga en pie a las masas»?

Me parece que no  hay un mensaje único, cada poeta intenta transmitir algo de sus vivencias, de lo que piensa y siente; en mi caso, estoy cansada de tanto grito poético  y busco algo más sosegado. Por eso mi poesía tiene esa forma que algunos llaman lamentos. 

¿Por qué cuesta tanto escribir desde la calma?

Yo no generalizaría, pero es verdad, la calma, la serenidad motiva poco, tanto a la persona que lo escribe, como al futuro lector. Y siempre está ese maestro que busca el tema apropiado y escribe y siempre escribe; son poetas a los que admiro. 

En el poema, ¿hay más de vigilia que de sueño?

Por supuesto, el poeta escribe en vigilia y desde la vigilia, escribe a duermevela y, solo unos pocos, escriben de sus sueños. 

¿Cuál es «el tributo que pagan las arañas»?

El de la soledad, si está sola puede tejer su tela, cazar / vivir, en cuanto que alguien aparece en su cercanía lo más probable es que se la rompa y le perturbe la vida.  

Uno de tus asuntos es el de la educación. ¿Cómo se educa a un poeta?

No, no, he sido docente y, desde ese mi oficio, si mis alumnos han podido percibir algo más por mi forma de hablar y de actuar ante situaciones concretas, espero haya sido bueno, pero nada más. Al poeta se le puede instruir, con enseñanzas técnicas, como a todo artista. Como persona que es, se educa desde niño. Ya lo dijo Pitágoras: educad a los niños y no tendréis que castigar a los hombres. 

¿Cuál es «la trayectoria de las balas»?

Las balas no debían tener trayectoria, en cuanto que no debían ser disparadas nunca, pero si lo son, la trayectoria debe terminar en un pozo vacío donde se puedan enterrar para no causar daño a nadie.

¿Las matemáticas son más exactas que la poesía?

Sí, sí, por lo menos las que yo he manejado están bastante encorsetadas en cuanto a contenidos y a tiempo para dedicarles; a cambio te enseñan a manejar con precisión el lenguaje, a ser metódica y, según las inquietudes personales, a buscar otras soluciones distintas a las establecidas. Esa precisión, el método y la inquietud te ayuda mucho a la hora de escribir poesía.

¿Qué tienen en común «todas las mujeres»?

"Un cuerpo sinusoide, vagina y pechos con los que poder amamantar a la vida...
Se tiñen el pelo de rojo  ...Se pintan los labios y las uñas, con las que escriben cuando se acaba la tinta y sobre todo 
defienden sus axiomas de mujer, sus dogmas" .

¿Dónde situar el límite de la  memoria?

El límite de inicio va cambiando con la edad, e incluso la memoria se vuelve selectiva y recuerda solo lo que le interesa. El límite último me gustaria no tener que vivirlo, no solo por mí, si no por las personas queridas de mi alrededor. El miedo a  no recornocernos mañana es muy grande.