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Alzacola rojizo en un olivar | Foto: Hugo Sánchez

Biodiversidad

18 Abr 2022

Según SEO/BirdLife

España pierde un 27% de aves agrarias en menos de tres décadas

Servimedia / Madrid

Las poblaciones de aves ligadas a los medios agrarios en España han descendido un 27% en menos de tres décadas, lo que pone de manifiesto el deterioro ambiental de estos sistemas. Así se desprende del III Atlas de las Aves en Época de Reproducción en España, elaborado por SEO/BirdLife y que aporta información sobre la distribución, las tendencias y las poblaciones de las 450 especies que se reproducen en primavera.

La progresiva transformación e intensificación de la agricultura, enfocada sobre todo en la productividad, con uso generalizado de plaguicidas y herbicidas; la expansión de monocultivos y la simplificación del paisaje; la reducción de espacios silvestres y barbechos; la transformación de grandes áreas de secano en regadío y la utilización de semillas con productos altamente tóxicos han contribuido a este declive generalizado de las aves agrarias.

Esta concatenación de causas genera un empeoramiento y reducción de sus hábitats, la disminución de insectos (un 76% menos en Europa desde 1990) y plantas con semillas como fuente de alimentación, menos lugares donde criar y menos territorio disponible y de peor calidad.

A esta evolución de los sistemas agrarios se suma la construcción de infraestructuras industriales, de transporte y, recientemente, proyectos de energía renovables (en especial fotovoltaica) que ocupan hábitats preferentes de estas especies.

Esta tercera edición del Atlas, de SEO/BirdLife, se suma al reciente Libro Rojo de las Aves de España, y ofrece nueva información sobre la pérdida de área de ocupación de aves ligadas a ambientes agrarios como las perdices, codornices o sisones, al que los expertos califican como “el grupo de aves terrestres más amenazado de la península ibérica” y cuyo descenso se estima en un 27% en menos de tres décadas, según los resultados del programa Sacre de SEO/BirdLife.

MAYORES AMENAZAS

Entre las aves ligadas a medios agrarios, las que se encuentran en una situación más sensible están las vinculadas a ambientes agroesteparios. En España no existen estepas naturales, sino zonas semiáridas con distintos tipos de pastizal que han sufrido intervención humana en algún momento de la historia y, sobre todo, grandes áreas abiertas de cultivos cerealistas y de leguminosas, como la alfalfa, que son utilizados por muchas de las especies de aves típicas de zonas esteparias. Actualmente, todas ellas tienen algo en común, un descenso poblacional debido, sobre todo, al deterioro de su hábitat.

Por ejemplo, el alcaraván, en comparación con el II Atlas de Aves Reproductoras, ha reducido su ocupación en el territorio. Ahora cuenta con un 15% menos de cuadrículas ocupadas, con disminuciones más acusadas en el norte que en el sur o que en los litorales oriental y meridional.

Para el sisón común, los resultados del programa Sacre y los censos nacionales realizados para la especie tampoco son positivos, ya que acusa un declive del 68,5% entre 1998 y 2018 (un 5,5% anual), más acusado en la región mediterránea norte.

También la ganga ortega y la ganga ibérica, que comparten hábitat con el sisón, sufren descensos poblacionales. La ortega ha disminuido un 34% entre los años 2005 y 2019 en el conjunto de la población española, mientras que la ibérica ha menguado su población un 19% al pasar de 9.477 a 7.656 individuos en el mismo periodo, particularmente con una situación muy desfavorable en el valle del Ebro, donde las poblaciones han disminuido un 63%.

La avutarda euroasiática tiene una población estimada entre 22.000 y 24.000 individuos, cifra inferior a las estimaciones de las dos últimas décadas. Aunque su tendencia varía por regiones, en el conjunto de la población española su declive en la última década ronda el 15%.

La tendencia poblacional de la collalba rubia es negativa desde 1998 en el conjunto y en cada una de las grandes áreas geográficas analizadas, según también datos del Sacre, con una regresión general del 27%.

A la alondra común no le va mucho mejor, con un descenso poblacional del 35% a escala estatal y una tendencia especialmente negativa en la mitad sur peninsular, próxima al 80%. Su pariente, la alondra ricotí, presenta una tasa de disminución anual del 3,9% y una caída general del 41,4% entre 2004 y2015.

Para la perdiz roja, asociada a casi todo tipo de ambientes agrícolas (cereal, olivar, viñedo y otras leñosas), los datos del programa Sacre recopilados en el Atlas indican un declive de un 40% desde 1998, particularmente marcado en la zona mediterránea sur y norte.