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Reloj

Emergencia climática

23 Mayo 2022

Los días calurosos aumentan las muertes y las hospitalizaciones, y empeoran el rendimiento humano

El cambio climático podría ‘robar’ cincuenta horas anuales de sueño a finales de siglo

Redacción / Madrid

El calentamiento global no sólo acarrea efectos de salud, económicos y sociales a gran escala, sino que puede influir en actividades humanas diarias fundamentales hasta el punto de que podría ‘robar’ cerca de 50 horas de sueño al año a finales de este siglo. Así se explica en un estudio realizado por cinco investigadores de instituciones de Alemania y Dinamarca, y publicado este viernes en la revista ‘One Earth’.

Los autores apuntan que el aumento de las temperaturas afecta negativamente al sueño humano en todo el mundo y produce efectos conductuales, psicológicos y fisiológicos esenciales para el bienestar.

Subrayan que las temperaturas podrían quitar entre 50 y 58 horas de sueño por persona al año a finales de este siglo y el efecto sobre la menor cantidad de tiempo para dormir es sustancialmente mayor para quienes residan en países pobres, adultos mayores y mujeres.

"Nuestros resultados indican que el sueño, un proceso restaurador esencial para la salud y la productividad humanas, puede verse degradado por temperaturas más cálidas", indica Kelton Minor, de la Universidad de Copenhague (Dinamarca), que añade: "Para tomar decisiones informadas sobre políticas climáticas en el futuro, debemos tener mejor en cuenta el espectro completo de impactos climáticos futuros plausibles que se extienden desde las opciones de emisiones de gases de efecto invernadero de la sociedad actual".

Hace tiempo que se sabe que los días calurosos aumentan las muertes y las hospitalizaciones, y empeoran el rendimiento humano, pero los mecanismos biológicos y de comportamiento que subyacen a estos impactos no se conocen bien.

Datos recientes en Estados Unidos sugieren que la calidad subjetiva del sueño disminuye durante los periodos de clima cálido, pero aún no está claro cómo las fluctuaciones de temperatura pueden afectar los cambios en los resultados objetivos del sueño en personas que viven en una variedad de climas globales.

“En este estudio, brindamos la primera evidencia a escala planetaria de que las temperaturas más cálidas que el promedio erosionan el sueño humano”, indica Minor, quien añade que ello “ocurre principalmente al retrasarse cuando las personas se duermen y cuando se despiertan durante el clima cálido".

MÁS DE 67.000 PERSONAS

Para llevar a cabo esta investigación, los investigadores utilizaron datos de sueño globales anónimos recopilados de pulseras de seguimiento del sueño basadas en acelerómetros. Los datos incluyeron siete millones de registros de sueño nocturno de más de 47.000 adultos en 68 países de todos los continentes, excepto la Antártida.

El estudio sugiere que en noches muy cálidas (más de 30ºC), el sueño disminuye en un promedio de poco más de 14 minutos. La probabilidad de dormir menos de siete horas también aumenta a medida que suben las temperaturas.

“Nuestros cuerpos están altamente adaptados para mantener una temperatura corporal central estable, algo de lo que dependen nuestras vidas”, recalca Minor, antes de señalar: “Sin embargo, todas las noches hacen algo notable sin que la mayoría de nosotros lo sepamos conscientemente: arrojan calor desde nuestro centro hacia el entorno al dilatar nuestros vasos sanguíneos y aumentar el flujo de sangre a nuestras manos y pies”.

Los investigadores encontraron que, bajo rutinas de vida normales, las personas parecen adaptarse mucho mejor a temperaturas exteriores más frías que a condiciones más cálidas. "A lo largo de las estaciones, la demografía y los diferentes contextos climáticos, las temperaturas exteriores más cálidas erosionan constantemente el sueño, y la cantidad de pérdida de sueño aumenta progresivamente a medida que las temperaturas aumentan", detaca Minor.

Las personas en países en desarrollo parecen verse más afectadas por estos cambios. Es posible que la mayor prevalencia del aire acondicionado en esas naciones pueda desempeñar un papel, pero los investigadores no pudieron identificar definitivamente la razón porque no tenían datos sobre el acceso al aire acondicionado.