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NIños

Salud/ infancia

24 Mayo 2022

Dentro y fuera de sus fronteras

Los países más ricos generan condiciones insalubres, peligrosas y nocivas para la infancia

Redacción / Madrid

La mayoría de los países desarrollados están creando condiciones insalubres, peligrosas y nocivas para la infancia en el mundo, según el último ‘Report Card’, cuyos resultados publicó la Oficina de Investigación Innocenti de Unicef.

Este informe compara la situación de 39 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y de la UE en relación a la creación de entornos saludables para la infancia. Para ello, presenta indicadores sobre la exposición a contaminantes nocivos, como el aire tóxico, los pesticidas, la humedad y el plomo; el acceso a la luz, los espacios verdes y las carreteras seguras; y la contribución de los países a la crisis climática, el consumo de recursos y el vertido de residuos electrónicos.

El trabajo pone de manifiesto que si todos los habitantes del mundo consumieran recursos al ritmo de los países de la OCDE y la UE, se necesitaría el equivalente a 3,3 planetas terrestres para mantener los niveles de consumo.

A su vez, si todo el mundo consumiera recursos al ritmo que lo hacen los habitantes de Canadá, Luxemburgo y EEUU, se necesitarían al menos cinco planetas.

A pesar de que España, Irlanda y Portugal ocupan los primeros puestos de la clasificación general, ninguno de los países de la OCDE y de la UE consigue proporcionar entornos saludables para la infancia en todos los indicadores.

PAÍSES MÁS RICOS

De hecho, en algunos de los países más ricos, como Australia, Bélgica, Canadá y EEUU, el impacto sobre el medio ambiente mundial es “grave y está generalizado”, si se atiende a las emisiones de CO2, los residuos electrónicos y el consumo general de recursos per cápita. Estos cuatro países ocupan una posición inferior en la creación de entornos saludables para los niños dentro de sus fronteras.

En cambio, los países menos ricos de la OCDE y de la UE en América Latina y Europa tienen un impacto mucho menor sobre el medio ambiente mundial en general.

En ese sentido, la directora de la Oficina de Investigación Innocenti de Unicef, Gunilla Olsson, subrayó que “la mayoría de los países ricos no sólo no están proporcionando entornos saludables para los niños dentro de sus fronteras, sino que también están contribuyendo a la destrucción de los entornos de la infancia en otras partes del mundo”.

Por su parte, el informe refleja que los niños pobres se enfrentan a mayores riesgos en cuanto a contaminación del aire en lugares cerrados, acceso a agua salubre y no contaminada y peor calidad de sus viviendas.

En el caso de España, aunque el desempeño sea “relativamente bueno” para el nivel de calidad de la vivienda para la población general, se aprecia que los hogares en situación de pobreza y con hijos a cargo se ven afectados “en mucha mayor medida” por las malas condiciones de su vivienda.

20 MILLONES DE NIÑOS

Por otro lado, otras conclusiones del informe son las siguientes: más de 20 millones de chavales de este grupo de países presentan niveles elevados de plomo en la sangre; Finlandia, Islandia y Noruega se sitúan en el tercio superior en la provisión de un medio ambiente saludable para la infancia, pero se encuentran en el tercio inferior del mundo en materia de contaminación, con altos índices de emisiones, residuos electrónicos y consumo; e Islandia, Letonia, Portugal y el Reino Unido, uno de cada cinco niños está expuesto a la humedad y el moho en su casa, mientras que en Chipre, Hungría y Turquía están expuestos más de uno de cada cuatro.

Del mismo modo, muchos niños respiran aire tóxico tanto fuera como dentro de sus casas; y en Bélgica, Israel, Países Bajos, Polonia, República Checa y Suiza, más de uno de cada 12 niños están expuestos a una elevada contaminación por pesticidas.

Ante esta situación, Unicef reclamó a la comunidad internacional que mejore el entorno de la infancia, reduciendo los residuos y la contaminación del aire y del agua y garantizando una alta calidad de las viviendas y los barrios; optimice el entorno de la infancia más vulnerable; garantizar que las políticas medioambientales tengan en cuenta a la infancia; implicar a los chavales en la toma de decisiones; y actuar para cumplir los compromisos asumidos de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para 2050.