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Los participantes del diálogo organizado en Servimedia | Foto: Jorge Villa/Servimedia

Política social

25 Mayo 2022

Apuesta por adaptar los proyectos a las necesidades de cada territorio para que las ayudas sean más efectivas

El Tercer Sector reivindica el papel del Fondo Social Europeo para “derribar la discriminación” de la población vulnerable

Servimedia / Madrid

El Tercer Sector ha resaltado la importancia del Fondo Social Europeo como instrumento susceptible de reducir la discriminación que sufren determinados colectivos vulnerables y como vía para auspiciar la diversidad en el ámbito laboral y académico.

Esta fue una de las conclusiones extraídas del diálogo 'Fondo Social Europeo, motor de las políticas de diversidad en el Tercer Sector’, organizado por Servimedia. Un acto que fue presentado y moderado por el director general de Servimedia, José Manuel González Huesa, y que contó con la participación de la secretaria general de Inserta Empleo y directora de Transformación y Excelencia de Fundación ONCE, Virginia Carcedo; el coordinador de la Unidad de Talento Externo de Inserta Empleo de Fundación ONCE, Fernando Siu; la directora del Departamento de Incidencia Social de la Fundación del Secretariado Gitano, Ana Segovia Montoya, y Beatriz Iraeta, de Cáritas.

Durante su intervención, Virginia Carcedo propugnó que las ayudas dimanantes del Fondo Social Europeo han servido para “mejorar la comprensión de la Responsabilidad Social Corporativa y enseñar a las empresas cómo introducir la diversidad” en sus plantillas, además de para “impulsar el acceso a la universidad de las personas con discapacidad”.

En ese sentido, detalló que un total de 2.258 entidades se han involucrado y más de 68.500 personas han participado en los programas de inclusión con cargo al Fondo Social Europeo desde 2015.

A pesar de ello, reconoció que “queda mucho por hacer, pero tenemos mucho a partir de lo que construir”, lo que le dio pie a reivindicar que “sumamos esfuerzos y multiplicamos resultados”.

A su vez, Fernando Siu explicó que Fundación ONCE aprovecha el Fondo Social Europeo para ayudar a mujeres con discapacidad que padecen una “doble discriminación”, especialmente a aquellas que son víctimas de violencia de género, cuya estadística está “muy por encima de la media, especialmente tras la pandemia”.

También consideró “muy importante” adaptar las ayudas a las necesidades territoriales y a las características de cada persona, con el objetivo de mejorar la cobertura de los programas de Fundación ONCE, que permiten la inserción laboral de 10.000 personas con discapacidad y la formación académica de otras 15.000.

Por ello, reseñó la importancia, en clave de futuro, de diseñar programas orientados al “empleo verde”, la transformación digital, la pobreza infantil, la atención a las personas mayores y el combate a la brecha digital de las personas con discapacidad.

Siu remató su intervención exponiendo que Fundación ONCE ha establecido convenios de colaboración con distintas empresas y con diversas administraciones públicas, en ámbitos como la reserva de plazas de administrativo para personas con discapacidad intelectual.

"POBLACIÓN ESTIGMATIZADA"

Por su parte, Ana Segovia destacó que la Fundación del Secretariado Gitano trabaja con “una población estigmatizada a lo largo de la historia”, por lo que cuenta con “equipos interculturales” capaces de entender las “especificidades” del colectivo.

Celebró que los proyectos sufragados con cargo al Fondo Social Europeo “han contribuido a derribar la discriminación estructural que sufren determinados colectivos”, aunque conminó a adaptarlos teniendo en cuenta la “realidad distinta” de cada territorio.

Explicó que la Fundación del Secretariado Gitano ha sido una “visionaria” desde sus orígenes “invirtiendo en formación de calidad, acompañando a las personas (beneficiarias de los programas) y buscando alianzas con las empresas”.

Esto le sirvió de exordio para proclamar que “los resultados han sido buenos”, como lo atestigua el hecho de que más de 100.000 personas gitanas han pasado por el programa, la mayoría de las cuales han conseguido una oportunidad laboral, dándose casos de individuos que quieren seguir formándose.

A pesar de ello, reconoció la importancia de trabajar para que la brecha digital “no atraviese” a los menores con los que su colectivo trabaja, de combatir la discriminación étnico-racial y de luchar contra la desigualdad por razón de género.

Por último, Beatriz Iraeta comentó que Cáritas trabaja con la voluntad de “poner a las personas en el centro” para ayudarles a salir de la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran a partir de una oportunidad laboral.

Apuntó que más del 60% de las personas con las que su entidad trabaja son mujeres, añadiendo que también lo hacen con migrantes y personas con discapacidad.

Iraeta coincidió con el resto de los ponentes en la conveniencia de ajustar los programas de inclusión a las características de cada territorio y reseñó la importancia de colaborar con las empresas como si fueran “nuestros aliados”.

Reseñó que la brecha digital es una “gran barrera”, no sólo para el empleo y la educación, sino también paras las administraciones públicas, que, con su apuesta decidida por la digitalización, se arriesgan a dejar por el camino a quienes más necesitan las ayudas sociales.

Concluyó su exposición arguyendo que la fuerza de Cáritas reside más en la empresa privada que en la pública, con independencia de algún caso excepcional.