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Dieta libre de gluten

Salud

21 Sep 2022

Y siete de cada diez evitan los aditivos

El 72% de quienes excluyen el gluten o la lactosa de su dieta lo hacen sin prescripción médica

Servimedia / Madrid

El 72% de los consumidores españoles que excluyen el gluten o la lactosa de su dieta lo hacen sin prescripción médica y siete de cada diez evitan los aditivos. Así lo desvela el primer informe ‘Tendencia de exclusión alimentaria en la población española’, presentado este martes por Fundación Mapfre y la Academia Española de Nutrición y Dietética, que se basa en los resultados de 3.150 encuestas.

Con respecto a la lactosa, el informe refleja que la dieta sin ella es el tipo de dieta de exclusión “más seguida” por la población española y alerta de que “no estaría justificada desde un punto de vista científico” en un 61% de los casos. Además, el estudio estima que un 25% de los españoles lleva una alimentación libre de lactosa y el 64% extiende este hábito a su núcleo familiar.

Por lo que se refiere al gluten, un 8% de los encuestados declaró realizar una dieta sin gluten y un 70%, que la hace “extensiva” a sus familias, si bien, según el informe, esta exclusión “no tendría justificación científica para el 72% de los casos”.

En este punto, el estudio calcula que el 61% de quienes siguen una dieta de exclusión de lactosa y el 72% de quienes lo hacen con el gluten “podrían estar haciéndolo sin que la eliminación de dichos componentes estuviera completamente justificada desde el punto de vista científico”. Además, un 79% de quienes evitan el gluten excluyen también lactosa y el 56% de quienes adoptan una dieta sin lactosa, hacen lo mismo con el gluten.

En paralelo, otras dietas de exclusión que destacan en los hábitos de los españoles son la flexitariana (7%), caracterizada por una baja ingesta de carnes, pero que prioriza la blanca y magra; la vegetariana (4%), que excluye carnes y pescados, pero puede permitir lácteos y huevos, y la vegana (0,8%) que no admite ningún alimento de origen animal.

RAZONES DE EXCLUSIÓN

Al ser preguntados por las razones que les llevaron a excluir determinados alimentos, nutrientes e ingredientes de su dieta, hasta un 40% de encuestados reconoció que fue una “decisión auto prescrita, derivada de una reflexión personal”.

Cuando se trata de una decisión derivada de un problema de salud, el 32% acudió antes a un médico de familia o general, el 18%, a otros profesionales sanitarios como médico especialista y el 17%, a un dietista-nutricionista. El mismo porcentaje lo hizo influido por la familia y el 37%, de los medios de comunicación.

“En general”, según el informe, la “preocupación” por eliminar de la dieta los alimentos considerados como “menos beneficiosos” para la salud afecta “mayoritariamente” a las mujeres y la población de mediana edad.

Los alimentos, nutrientes e ingredientes percibidos como “menos saludables” son, al mismo tiempo, los más excluidos total o parcialmente tanto por las personas encuestadas como por su ámbito familiar y entre ellos destacan, según la investigación, el aceite de palma, las grasas hidrogenadas o trans (88%), los aditivos (77%), las bebidas edulcoradas (75%), las bebidas azucaradas (72%), las bebidas con alcohol (63%) o las galletas, la bollería y los dulces (61%).

El estudio subraya que las personas sanas “necesitan” una dieta equilibrada que contenga los nutrientes “indispensables para el correcto funcionamiento del organismo y prevenir las enfermedades asociadas a los hábitos dietéticos”. “Por lo tanto, las exclusiones alimentarias deben decidirse e implementarse bajo la supervisión de un profesional sanitario, puesto que pueden implicar una serie de riesgos para la salud”, sentencia.

A la luz de estos resultados, el presidente de la Academia Española de Nutrición y Dietética, el doctor Russolillo, recordó que, ante la “sospecha” de enfermedad o síntoma “o ante cualquier duda de que un alimento pueda estar sentando mal, se debe acudir al médico”. “Él realizará tanto una valoración clínica, como las pruebas complementarias necesarias para establecer el diagnóstico adecuado y, en caso de precisar un tratamiento dietético individualizado, contactar con un dietista-nutricionista o un médico especialista en endocrinología y nutrición”, abundó.

En la misma línea, la doctora Arranz advirtió de que “preocuparse” por la salud y tratar de “modificar” aspectos relacionados con el estilo de vida, como la nutrición, “es positivo, pero si dicho cambio viene motivado por la sospecha de padecer una enfermedad, alergia o intolerancia a algún alimento, el diagnóstico debe ser siempre realizado por un médico”. “No debe realizarse la eliminación de nutrientes o dietas de exclusión tales como dieta sin gluten o sin lactosa, basados en un autodiagnóstico y sin el correcto asesoramiento y seguimiento”, resolvió.

 

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