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Intérpretes de lengua de signos

Inclusión

27 Nov 2019

Según Fiapas

Casi la mitad de los estudiantes con discapacidad auditiva carecen de apoyos a la audición en clase

Servimedia / Madrid

El 45% de los estudiantes con discapacidad auditiva carecen de apoyos de audición en sus clases y el resto (55%) disponen básicamente de emisoras de FM (en las que el profesor se coloca un amplificador y el alumno, un receptor individual), según manifestó este miércoles el presidente de la Confederación Española de Familias de Personas Sordas (Fiapas), José Luis Aedo, durante la entrega de los premios Fiapas de Investigación en Deficiencias Auditivas en las categorías de Educación y Salud celebrada en Madrid.

En opinión de Aedo, los apoyos técnicos en las aulas son insuficientes, tal y como demuestra un estudio llevado a cabo por Fiapas entre 793 jóvenes con discapacidad auditiva, de los que la gran mayoría se expresaban en lengua oral con apoyos técnicos.

Según este trabajo, la tasa de repetición en Primaria "es prácticamente inexistente", aunque en Secundaria supera el 10%. El abandono escolar entre los alumnos sordos apenas llega al 0,5%, señala, y el 71% de los entrevistados estudiaba inglés o un segundo idioma.

Con todo, Aedo advirtió que "por muy buena audición funcional que tengan o muy bien que hablen, las dificultades de acceso a la comunicación de estos jóvenes van mucho más allá". A su juicio, "las indudables mejoras médicas en cuanto a la detección precoz y a las nuevas tecnologías no se han visto acompañadas por avances similares en el ámbito educativo". Faltan apoyos a la audición en clase, como bucles magnéticos, sistemas de subtitulado o emisoras de FM, lamentó.

También criticó la insuficiencia de especialistas (profesores de audición y lenguaje, logopedas...) y la poca detección temprana de las necesidades de apoyo. Además, pidió que el sistema de concesión de becas y ayudas "no penalice a los alumnos sordos que emplean la lengua oral" que, aunque "no se vea a primera vista, enfrentan muchos obstáculos".

Con todo, señaló que "las personas sordas tienen ahora un futuro inimaginable hace 20 años. El progreso científico está de nuestra parte", se felicitó. Aedo expuso estas peticiones ante la ministra de Educación, Isabel Celaá, presente en el acto, quien prometió un real decreto que garantizará el derecho a la educación inclusiva del alumnado con discapacidad.

En la entrega de premios participó también la vicepresidenta tercera de Fundación ONCE, Patricia Sanz, a la que acompañaron tres adolescentes con sordera profunda usuarios de implantes (Lucía, Rosalía y Francisco), que presentaron el acto.

En su intervención, Sanz destacó la calidad de los dos proyectos premiados, y subrayó la vocación de los premios Fiapas de contribuir "a la excelencia investigadora y a mejorar la vida diaria de las personas con discapacidad auditiva".

En la categoría de Sanidad, el proyecto ganador del premio Fiapas fue 'Cabina de audiometrías en ambientes reales", que recogió la doctora Melisa Vigliano, en representación del Departamento de ORL de la Clínica Universidad de Navarra.

Consistió en el diseño y ejecución de una cabina de audiometría donde los usuarios de implantes y audífonos se someten a situaciones reales (hay hasta 20 escenarios acompañados de imágenes tridimensionales), a fin de evaluar con mayor precisión su capacidad auditiva y mejorar así las prestaciones de sus prótesis.

En cuanto a la modalidad de Educación, el premio fue para el estudio 'Desarrollo del lenguaje en niños con detección temprana de la hipoacusia neurosensorial', que recogió el doctor José Ignacio Benito, del Hospital Clínico Universitario de Valladolid, en representación de un equipo investigador compuesto además por Rosa Belén Santiago, Ángel Luis Sánchez y el Grupo Serindipia del Grado de Logopedia de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid.

Consistió en el seguimiento de niños con hipoacusia prelocutiva y, según sus resultados, la mayoría de quienes obtuvieron una detección precoz y una atención temprana e intensiva habían conseguido un lenguaje normalizado a los 7 años.

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