Compartir en redes sociales

Universitarios

Inclusión

26 Oct 2020

Así lo advierte Fundación ONCE

"Hay demasiados obstáculos" para que las personas con discapacidad puedan “vivir con plenitud la vida universitaria”

Servimedia / Madrid

La directora de Programas de Universidades y Promoción del Talento Joven de Fundación ONCE, Isabel Martínez Lozano, ha asegurado que “a las personas con discapacidad se les abren las puertas de la universidad, pero hay demasiados obstáculos para que puedan disfrutar y vivir con plenitud la vida universitaria”.

Así se expresó Martínez Lozano durante el encuentro ‘Soledad no deseada y discapacidad. La discriminación percibida por el alumnado universitario con discapacidad’, el tercero de los seis webinarios organizados por el Real Patronato sobre Discapacidad y el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi) para abordar desde diferentes perspectivas el binomio soledad no deseada y discapacidad.

En el webinario de este viernes, moderado por la consejera técnica del Real Patronato sobre Discapacidad, Maite Fernández, la representante de Fundación ONCE declaró que “ir a la universidad no sólo es aprobar asignaturas y sacar un título, sino también es socializar porque es una de las etapas de la vida más fructífera que te hacen crecer como persona”. Por ello, destacó que desde su entidad se están desarrollando programas que “impulsan la inclusión desde un sentido amplio”.

Además, señaló que “la soledad no es la causa, sino la consecuencia de no poder gozar de una vida social en plenitud”. Por este motivo, destacó la importancia de apostar por el acceso a la universidad presencial, algo en lo que se ha avanzado progresivamente, puesto que según detalló, “hasta hace pocos años el 80% del alumnado con discapacidad” estudiaba a distancia y ahora esa cifra se ha reducido a la mitad.

Más allá de la fórmula de cursar estudios superiores, el presidente de Cermi Comunidad de Madrid, Óscar Moral, defendió que la inclusión universitaria “es uno de los retos más importantes” y en el movimiento de la discapacidad “todavía no podemos estar satisfechos”.

Asimismo, sostuvo que “la gran demanda sigue siendo la falta de apoyos para los desplazamientos o para la comunicación” por lo que abogó por seguir reforzando la colaboración entre el sector de la discapacidad y las universidades.

En relación con las nuevas tecnologías, cuyo uso se ha incrementado durante la pandemia, exigió que sean accesibles “para que no se deje fuera” al alumnado con discapacidad. “Es una gran oportunidad, pero puede ser también un riesgo”, añadió Moral.

BARRERAS EMOCIONALES

Por su parte, la psicóloga y presidenta de Convives con Espasticidad, Claudia Tecglen, centró su intervención en denunciar las “barreras emocionales” que se encuentran las personas con discapacidad en el entorno universitario. Así, animó a todos los estudiantes a “reivindicar y no sentir vergüenza cuando tengan que pedir apoyos, porque la educación es un derecho que nadie nos puede arrebatar”.

“Me causa enorme tristeza ver como personas preuniversitarias tienen dudas sobre sus propias capacidades porque creen que la universidad no es para ellos. Nosotros somos dueños de nuestro propio destino, así que no dejemos que nadie nos diga lo que podemos o no hacer”, arengó esta experta.

En esta línea se manifestó Amparo Mínguez, de la Confederación Estatal de Personas Sordas (CNSE), quien dijo que la “vida universitaria es un punto de inflexión”, pero el alumnado con discapacidad no puede disfrutar en igualdad de condiciones, porque tiene que preocuparse de “si será accesible el contenido de las clases o de los exámenes y tenemos mucha más burocracia”. A su juicio, “lo que nosotros esperábamos no tiene nada que ver con la realidad que nos encontramos, vivimos muchas emociones negativas, pero tenemos que seguir luchando”.

“Si echamos la vista atrás, hemos avanzado bastante, pero todavía queda mucho por hacer”, agregó la representante de la CNSE, quien subrayó la necesidad de reforzar la formación del profesorado y del resto del alumnado, porque “por ejemplo, si nos dan más tiempo para un examen, se ve como que tenemos suerte, y no es así”.

En el apartado de testimonios, Mercedes Ramón, de la Fundación Cermi Mujeres y de la Confederación Española de Familias de Personas Sordas (Fiapas), lamentó que, “en ocasiones, el papel recoge nuestros derechos, pero en la práctica no se dan”. Relató su historia como persona con discapacidad auditiva y como madre de una hija sorda, remarcando que ha luchado “sobre todo para que no se sintiera sola y no le pasara como a mí, que cuando no me enteraba de algo me aislaba”.

Asimismo, se contó con los testimonios en primera persona de Josefa García, Amor Bermejo y Claudia Perucha, mujeres con distinto tipo de discapacidad que han superado múltiples obstáculos para desarrollar su vida como estudiantes y en el acceso al mercado laboral.