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Hans Meinke repasando junto a Octavio Paz las Obras completas del Nobel mexicano en 1991 (Archivo Círculo de Lectores)

Entrevista

7 Ene 2021

Raquel Jimeno, investigadora

“Círculo de Lectores materializaba las aspiraciones de mejora social y económica de España a través de la cultura”

Esther Peñas / Madrid

Para quienes tengan una cierta edad la mera mención de Círculo de Lectores les desabrochará una sonrisa, una ternura de infancia. Esta red de afectos y libros, de lecturas y revistas, de novedades y clásicos se fue haciendo asidua en los hogares de una España que quería prosperar, y para ello sabía que la cultura era un báculo irrenunciable. La investigadora Raquel Jimeno analiza este fenómeno en su espléndido libro «Círculo de Lectores. Historia y trascendencia de un proyecto cultural», ediciones Ampersand, prologado por el periodista y también escritor Ignacio Echevarría, quien estuvo vinculado a la empresa.

¿Qué es lo que le animó a realizar una investigación de tal calado sobre Círculo de Lectores?

Esta publicación recoge una parte de mi tesis doctoral, dedicada al proyecto cultural de Círculo de Lectores en su conjunto, y a sus ediciones ilustradas en particular. Fue mi directora de tesis, Pura Fernández, del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC, quien tenía el contacto de Hans Meinke, director de Círculo en su época más relevante. Esta circunstancia, unida al hecho de que no existía ninguna publicación monográfica dedicada al club, le llevaron a proponerme el tema de investigación, que acepté con entusiasmo.

Más allá de una empresa, fundamentalmente era una apuesta por lo familiar, por tejer una familia de lectores, ¿no es así?

Así fue sobre todo en sus inicios, a comienzos de los años 60, cuando Círculo de Lectores se orientó a aquella clase media emergente española que, bien por dificultades geográficas, bien por motivos de formación, no estaba familiarizada con librerías o bibliotecas. Como bien señala Ignacio Echevarría en el prólogo del libro, hoy día resulta difícil entender la importancia que en aquella época tenía conformar una biblioteca en cada hogar con títulos de referencia, que era vista como la materialización de las aspiraciones de mejora social y económica a través de la cultura existentes en ese momento, tanto para la generación presente como para las venideras.

De cuanto publicó Círculo, ¿Qué cree que fue lo más destacable?

Fue en época de Hans Meinke, entre 1981 y 1997, cuando se trató de equilibrar aquellos títulos que aseguraban un mayor número de ventas con otras empresas editoriales que acabarían constituyendo referencias ineludibles dentro del panorama editorial español, dada la profundidad y ambiciones de sus objetivos, tales como la Biblioteca Universal de Círculo, las diversas ramas de la Biblioteca de Plata, o la serie de obras completas Opera Mundi. Cabe destacar de todas ellas, además de la calidad de la edición, la buena factura material y el enriquecimiento de las mismas con prólogos o estudios de especialistas reconocidos en cada materia. La ambición en el alcance de estos proyectos editoriales condujo a la creación de un sello editorial propio, Galaxia Gutenberg, en 1994, para llegar también al ámbito de distribución general de las librerías, siendo el único caso, que yo conozca, de un club del libro que crea una editorial, y no a la inversa, como es habitual. También es necesario mencionar las diversas ediciones ilustradas realizadas en esa época por autores como Antonio Saura, Eduardo Arroyo o José Hernández que, aparte de su calidad, lograron acercar el arte contemporáneo a un público poco o nada habituado al mismo, y que no obstante le deparó una cálida acogida reflejada en el buen número de ventas.

¿Hubo estilos o autores «poco queridos» o desdeñados por Círculo?

Que yo conozca, no hubo ningún autor desdeñado por Círculo. Es evidente que varios no formarían parte de la red de intelectuales, escritores y artistas del club, pero no de manera deliberada. En cuanto a estilos puede comprobarse que, si bien el énfasis dentro de la revista-catálogo se puso en los proyectos editoriales más relevantes y distintivos del club, en ningún momento se abandonaron otros géneros ni los considerados libros “prácticos”.

¿Dónde reside la fórmula del éxito de esta empresa?

En mi opinión, se encuentra en la unión de varios factores: la implantación exitosa de un sistema logístico de agentes que, a través del funcionamiento puerta a puerta en el reparto de la revista-catálogo y en la recogida y entrega de pedidos, lograron que la lectura se hiciera más cercana y familiar a los socios. Por otro lado, siempre se prestó atención a la factura material de los ejemplares, además de enriquecer las ediciones con prólogos y estudios por parte de especialistas. Por último, en los años 80 y 90, Círculo de Lectores trascendió el ámbito exclusivo de los socios con un programa de actividades culturales abiertas al público general. Todo ello, junto con el buen funcionamiento de la comunicación y la imagen que quería transmitirse del club tanto en lo externo como en lo interno, consiguieron que Círculo resulte un elemento sin el que no puede entenderse la historia cultural española de la segunda mitad del siglo XX.

¿Qué tipos de libros tenían más éxito?

En cuanto a número de ventas, siempre ha sido la narrativa la que ha ocupado el lugar principal y una mayor visibilidad en la revista. A través del estudio de dicha revista puede observarse la evolución y los acontecimientos históricos de todos los años de andadura del club, desde el fin de la censura y el “destape”, hasta el boom latinoamericano o el despegue de la literatura española en la etapa final del franquismo. Con todo, el catálogo de Círculo siempre fue muy variado, incluyendo todos los géneros literarios, la no ficción, así como otros libros dedicados a asuntos “prácticos” o aficiones. A través del equilibrio entre aquellos títulos que reportaban un mayor número de ventas junto con propuestas editoriales más arriesgadas, fue como se consiguió emprender proyectos editoriales de muy difícil viabilidad en otras circunstancias.

¿Cuáles eran los criterios para publicar a autores en el Círculo?

En los primeros tiempos del club estos criterios estaban más guiados bien por aquellos títulos canónicos que no podían faltar en ninguna biblioteca incipiente, bien por el éxito de ventas, promocionándose además la oportunidad que suponía para los autores prolongar la vida de títulos cuyo recorrido ya estaba agotado en librerías. Posteriormente, en época de Hans Meinke, se trabajó en la conformación de una red de autores de reconocido prestigio que, poco a poco, fueron adquiriendo en el club un papel de mayor relevancia que su mera presencia en el catálogo, creándose en ocasiones la confianza suficiente para que un autor de la talla de Octavio Paz encomendase a Círculo la edición de sus obras completas.

¿Puede hablarse de un perfil de lector del Círculo?

En general se trata, como ya se ha mencionado, de un público familiar y, en consonancia con las estadísticas nacionales de lectura, con predominio femenino, aunque hay que tener en cuenta que tras un solo socio o socia suelen estar detrás los intereses y perfiles de los diversos miembros que componen la familia.

¿Qué países eran los más receptivos a la propuesta?

Círculo de Lectores fue la primera apuesta del grupo editorial alemán Bertelsmann en su expansión internacional. Esta empresa ya contaba con Lesering, un club del libro que funcionaba bien en Alemania y, ante el éxito de Círculo de Lectores en España, decidió emprender una expansión por Hispanoamérica a lo largo de los años 70 que, sin embargo, no acabó de cuajar. Por ello, sus esfuerzos se centraron de nuevo en el club español y en otras compañías editoriales y multimedia de índole internacional antes de que finalizase la década.

¿Qué es lo que más le ha sorprendido del proyecto cultural de Círculo una vez concluida la investigación?

Mi conocimiento y recuerdos de Círculo de Lectores se remontan a mi primera infancia, ya que en mi casa hemos sido socios desde que tengo recuerdo. Por ello, siempre ha sido visto por mí como un elemento habitual dentro de la cotidianidad de muchas personas de mi entorno. Sin embargo, ha sido la visión global e interdisciplinar que me ha proporcionado la investigación, así como la oportunidad de consultar la documentación del archivo personal de Hans Meinke, lo que me ha hecho consciente de la relevancia de un club de lectura que contribuyó en gran medida a la formación y apertura del horizonte intelectual de toda una generación, creando así una fracción de público que no existía hasta entonces en España y fomentando, además, que dicho público madurase en su criterio, a través de propuestas cada vez más arriesgadas. Todos estos elementos, potenciados por la particularidad del funcionamiento puerta a puerta han motivado, además, la creación de un fuerte vínculo emocional patente aún en aquellas personas que han sido socias, y que he podido comprobar al hablar sobre mi investigación con diversos interlocutores.

¿Por qué la investigación no analiza las causas del desmantelamiento del Círculo?

El arco temporal de la investigación inicial abarcaba el período comprendido entre 1962, fecha de la creación de Círculo, y 2010, año en que el 50% de sus acciones son adquiridas por el Grupo Planeta y, por diversos motivos, no he podido continuar con la misma. Por ello, la propuesta de la editorial Ampersand de que Ignacio Echevarría, uno de los mejores conocedores del club desde dentro y editor de varias de sus principales colecciones, se hiciera cargo del prólogo e incorporase los últimos acontecimientos, me pareció una manera excelente de complementar mi trabajo.

¿Las nuevas tecnologías son las únicas responsables de su ocaso?

No creo que el cierre de Círculo se pueda achacar a un único motivo, sino que las circunstancias son complejas. Está claro que las inquietudes del público lector y, sobre todo, sus prácticas, han evolucionado tremendamente en poco tiempo: no están tan ligadas a la adquisición de ejemplares y la llegada de lo digital ha supuesto un cambio completo de paradigma. Si bien Círculo continuaba ofreciendo en su catálogo las novedades editoriales recientes, no varió mucho en una manera de proceder poco adaptada a estos cambios, salvo en facilitar la petición y solicitud de libros online a través de su página web. La programación paralela de actividades culturales, tan prolífica en época de Meinke y eficaz en la aportación de relevancia cultural, desapareció, además de que Galaxia Gutenberg se desgajó del club y continuó realizando proyectos editoriales de manera independiente. A todo ello se sumó el hecho de que el grupo Planeta adquirió en 2010 el 50% de las acciones de Círculo, dirigiéndolo conjuntamente con Bertelsmann hasta adquirir la totalidad de las mismas en 2014. Estos vaivenes, junto con la diversificación del catálogo a otros productos ajenos por completo al ámbito cultural, que tan malos resultados dio en otras épocas como los años 70, hacían prever un futuro incierto.