Compartir en redes sociales

LOCH

Entrevista

5 Abr 2019

Luis Ortega Chamarro, poeta

"El hombre tiene vocación de cazador de aguaceros"

Esther Peñas / Madrid

La sensibilidad de Luis Ortega Chamarro, LOCH, semeja el canto del sinsonte, deja rastro de incienso y enciende el asombro, abriendo una hendidura al otro lado, allí donde lo bello. Se trate de collages, poemas, caligrafías o imágenes, hace de su manera de entender el mundo el lugar de la revelación. Dis-TORSIONES es su última propuesta, un hallazgo fruto de la vida (in) útil de las máquinas (en este caso de su cámara), dividido en cinco apartados. Imágenes deformadas con versos acompañando la cadencia de lo que se intuye porque nos late dentro. La maravilla.

¿Cómo hay que mirar estas dis-torsiones? ¿Con qué disposición de ánimo?

Con la mirada y el ánimo de un nómada ensimismado que transita por las crestas de las dunas cuando la luz declina y a las que se asoma el hombre desde sus orígenes para reconocerse en las interrogaciones del horizonte.

¿Qué nos enseña ‘lo defectuoso’?  

Lo defectuoso nos muestra que en la imperfección y en la herida hay en sí mismo  una perfección estética y una vida interior propia, nos muestra el alma de las cosas, venera la simplicidad, la impermanencia y el paso del tiempo, aceptando el ciclo natural de la vida y su fugacidad.

Las huellas que dejan la ausencia, ¿son fácilmente reconocibles?

La ausencia es un dolerse de lo que no hay, esas huellas-rastro que deja la ausencia son cicatrices fácilmente reconocibles por uno mismo, el “otro” tiene sus propias cicatrices. Pero las hay comunes que alcanzan a toda la humanidad, también a ese hombre de la multitud de Baudelaire.

¿Por qué nos incomoda tanto lo que no es figurativo, lo que no reconocemos a primera vista, lo que tenemos que significar negociando su significado con lo mirado?

Lo figurativo de alguna manera explica la imagen, se deja traducir en palabras, un reconocimiento de lo que percibimos, mientras que lo no figurativo despliega las imágenes y hace que resuenen de otro modo, rehúsan dejarse traducir con palabras, aparece un abanico de diferentes realidades que chocan entre si y abren nuevos niveles de conciencia para significar lo informe, una nostalgia de la disolución. 

¿Cómo es “esa lluvia que sigue al hombre”?

La lluvia acompaña al hombre desde sus orígenes, la humanidad carga sobre sus espaldas los baldes derramados por los siglos. El hombre tiene vocación de cazador de aguaceros.

La “herida de sombras” ¿es menos herida o, por el contrario, más dolorosa?

La herida de sombras es un bálsamo, ya es la cicatriz de una quemadura previa que en su momento fue gozo de llamas en la noche fría. Una cicatriz como resultado del acto creativo en cualquiera de sus manifestaciones.
     

¿De qué modo conversan las dis-torsiones con la contorsión del poema?

Parto de la base de que el comentario (texto/verso) molesta lo dicho en la imagen. La imagen rehúye en dejarse traducir en palabras. A pesar de que la estructura de este artefacto de imágenes y versos ha adquirido esta disposición espacial en el libro, lo entiendo mejor como un diálogo de cada serie de imágenes con cada poema concebido como un todo.

Pienso en el quinto apartado. A lo amado, ¿se lo reconoce siempre?

A lo amado se lo reconoce siempre, pero también hay aspectos de lo amado no reconocibles que viven en lo real, que dependen de esa búsqueda, percepción o grado de progreso espiritual del ser humano para hacerlo reconocible.

¿Cómo detectar los puntos de fugas que permitan la apertura poética?

En todo proceso creativo, necesitamos de una escucha activa que nos ayude en esa fuga de la realidad y a una cierta pérdida de conciencia para adentrarnos por unos instantes en la frontera de la bruma, es ahí cuando se produce esa apertura poética en cualquiera de las artes.

“El hombre sigue huyendo”. ¿De qué?

El hombre es un enamorado de su propia sombra y en cuanto ser que busca la luz, es una espalda mojada que huye de sí misma.