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Festina lente

Lecturas

6 Abr 2021

Libros de la resistencia publica uno de sus adagios más conocidos

Erasmo de Rotterdam o el "apresúrate despacio"

Redacción / Madrid

Pocos hombres concitan tanta admiración y respeto como Erasmo de Rotterdam ((Róterdam, Países Bajos, 1466-Basilea, Suiza, 1536). En él, como en un cúmulo de elementos alquímicos, se destila la sabiduría de una mirada templada y despierta. Su pluma, atanor de inteligencia. Su manera de estar en el mundo, la señal. Teólogo, humanista, filósofo, filólogo… De entre sus muchos y frondosos textos, además de Discusión acerca del libre albedrío, Preparación para la muerte o, sobre todo, Elogio de la locura, sus Adagios, una cosecha de más de cuatro mil citas grecolatinas. Puro silo de conocimiento. Y de entre esos proverbios, uno, con lo que tiene de arbitraria la selección: festina lente.

Apresúrate despacio. Festina lente. Hay todo de oxímoron en la frase. Apresurarse de manera enlentecida. Sin embargo, el sentido brota como el fuego en la gavilla cuando se zambulle el fósforo. 

Libros de la Resistencia acaba de publicar este delicioso librito, en la traducción de José Campos y prólogo de Rodrigo Cordero Cortés, quien pespunta en su suculento pórtico, entre otros asuntos, buena cuenta de la fraterna amistad entre Rotterdam y el impresor Aldo Manuzio, otro enorme humanista empeñado en que no se perdieran las obras griegas (de hecho, Además de imprimir numerosos títulos, fundó una academia de helenistas).

El emblema de Manuzio fue este mismo, festina lente, que llevaba parejo un dibujo que convertía la paradoja en poema visual: un áncora y un delfín (¿recuerdan la colección del mismo nombre?), similar a otros símbolos como el cangrejo invertido que sujeta con sus pinzas las alas de una mariposa o el báculo o vara de Asclepio a la que se enrosca una serpiente.

Parece ser que festina lente aparece por vez primera en Los caballeros, de Aristófanes, pero también en otras obras, como El sueño de Polifilo, de Francesco Colonna, catalogado como uno de los más bellos y enigmáticos libros jamás escritos. «Antes de empezar una acción es necesario deliberar; y una vez que se ha deliberado, importa ejecutar con rapidez», nos dice Salustio en Catilina.

Hay personas que necesitan espuelas. Otras, bridas. Rotterdam reflexiona sobre unas y otras en esta condensación pasmosa de sapiencia.