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Illán

Entrevista

18 Jul 2018

Noelia Illán, poeta

“Hay que crear ese mundo interior que permanezca ajeno a la estulticia”

Esther Peñas / Madrid

La poesía de Noelia Illán (Cartagena, 1983) rezuma la sensualidad de los días de estío, y si hace frío abre la ventana para que la melancolía alumbre la estancia interna. Sus versos abrazan o rasguñan a partes iguales, en cualquier caso se quedan en la piel. Buena muestra de ellos es la reedición de su poemario ‘Verbos por dentelladas’ (Lastura), que incorpora algunos versos que, en su primera versión, quedaron fuera. Una celebración de regreso ampliado. 

“Cuando ya no exista nada,/ y cerremos la puerta sin filo aparente./ Cuando sólo queda ya un sabor amargo,/ parecido a esa bebida roja con gas./ Cuando nos crucemos como flechas,/ sin pararnos ni girar la cara./ Cuando ya mis sábanas no contengan tu sudor,/ ni mis manos algo de tu ph,/ ni mi lengua tu saliva./ Cuando no reconozcamos el cadáver./ Entonces,/ como algo reversible,/ volveremos,/ porque el diez contiene el cero,/ y el final a veces es el principio.” Imposible no amarla.

Se reedita ‘Verbos por dentelladas’. Cuando una se enfrenta a un poemario antiguo, ¿brota nostalgia, se reconoce en él, le resulta ajeno?

En este caso, creo que puedo sentirme relativamente orgullosa de cómo ha quedado en cuanto a forma. En cuanto fondo, siempre me sucede lo mismo: hay muchas sensaciones que no reconozco en mí, al menos no como las sentía en aquel momento. Pero siempre somos nosotros, aunque sea una parte ya lejana, o incluso a veces una parte que no queremos recordar. La nostalgia siempre en buena, en cualquier caso.

Has incorporado algunos poemas en esta nueva edición, ¿cuál ha sido el criterio para hacerlo? ¿No altera el sentido original del mismo?

Eran poemas que quedaron fuera porque en aquel momento o yo pensé que no encajaban o no los di por zanjados. Eran poemas que “iban ahí”, pero en el último momento algo te pasa por la cabeza y dices: “No, no lo meto” (y te equivocabas). En este sentido, Antonio Praena e Isabel Miguel me han ayudado mucho a decidirme en su inclusión o no. Ellos tienen un ojo maravilloso para ver estas cosas. Creo que esta versión es mejor que la anterior, en este sentido.

Las citas que encabezan los poemas pasan de autores clásicos y canónicos (Hölderlin, Horacio, Pound) a frases de películas (París- Tombuctú), fragmentos de canciones (Fito o Héroes). ¿Qué tiene que tener una reflexión para que te cautive?

Ser universal. Que valga tanto hoy como mañana y -en el caso de las citas- que te sugiera de alguna manera la idea del poema. Algunas son citas que sobrevuelan mi cabeza desde cría, que están ahí grabadas a fuego y cuando escribes el poema te viene como un flash. Una buena cita, un buen verso puede salir de una canción, una película o un poema (pero con ello no estoy diciendo que todo sea poesía, ojo).

¿Dónde no puede surgir la poesía?

De la barbarie. De la falta de civilización en el sentido magno de la palabra. De la inopia. De lo absurdo. De lo medido. De lo políticamente correcto. De lo falso o la mentira. No todo es susceptible de ser poesía.

Que una esté en “estado de gracia”, ¿depende más de su sosiego interno que del contexto?

El contexto siempre ayuda, porque -como yo suelo decir- el ruido de fuera molesta mucho, pero en general siempre la paz viene de dentro hacia fuera. Hay que crear ese mundo interior que, aunque suenen armas chocando fuera, permanezca ajeno a la estulticia.

Cuando el poeta “se queda sola,/ como el príncipe de Aquitania /en su torre abolida”, ¿la poesía es la mejor de las compañías posibles?

Es una muy buena compañía, pero no la única que a mí me interesa. Un buen disco, un clásico del cine, un gin-tonic a esa hora memorable, revisar tus viejas fotografías, la paz de los perros… Hay ciertas cosas que me acompañan en esos momentos de soledad, además de la poesía. Y estar solo contigo amueblando la cabeza también es buena compañía.

“(…) alarguemos un poco más/ el pecado original”. ¿Cuál es, para Noelia, el gran pecado del hombre?

Ahí está claro que hablo del pecado original en el sentido de Adán y Eva (de tocar lo prohibido), en el sentido más carnal del término. No creo que ese sea el gran “pecado” del hombre. Quizá lo peor que el hombre ha hecho al hombre ha sido enfrentarse a sí mismo, no respetar a su propia especie (por no hablar de lo que hacemos con el planeta o el resto de especies…), o incluso negando lo que somos. Al final se trata de respeto por lo que somos y lo que tenemos. Y lo estamos perdiendo.

¿De qué tipo de amor hablamos cuando “importan más los gemidos que los nombres”?

Del amor más primigenio, ese que no se explica, que sólo atiende a la piel, al sudor, a las bocas o los gemidos, como dice el poema. Ahí, cuando uno está en pleno contacto con otro cuerpo (o varios, no se me ofendan los “poliamorosos”…), da igual cómo te llames, a qué te dediques o cuáles son tus ambiciones. El aliento del ternero cerca de nuestras orejas es lo que importa.

Pienso en ‘Historia de amor en nueve fotogramas’. ¿Cuándo sabe uno que ha de marcharse?

Eso uno lo “huele”, ¿no? Un gesto, una mirada. O a veces una sensación un día cualquiera. Si no me quieren en la fiesta, no voy. Si noto que estorbo, doy las gracias y me marcho del mismo modo. Nunca sabe uno cuándo se va a tiempo, o si lo hace bien, pero eso -si te fijas- se intuye.

¿Qué necesita “una chica rodeada de imbéciles” para no aburrirse?

¡Cuantos menos imbéciles mayor será el disfrute, claro! A veces a una chica aburrida le basta una sonrisa, una charla amena, un cuento, un libro, incluso la soledad. Lo que sí tengo claro es que uno necesita encontrar “su sitio”, su reino, su sagrado, su espacio. Si uno encuentra la cueva donde habitar(se), los imbéciles importan menos, pero cuando nos rodean por todas partes el aburrimiento es supino.

“Es como una vieja amante:/ la repugno y la adoro”. ¿Segundas partes pueden aspirar a la gloria?

No digo que no. En mi caso, lo veo siempre poco probable porque intento exprimir siempre al máximo a las primeras partes. Si quedara algo de jugo, creo que es mejor sentir cierta nostalgia que apurar tanto como para considerarlo una segunda parte. ¡Pero todo esto se desmonta si pensamos en ciertas películas como Terminator, Kill Bill o El Padrino. Ahí me callo. Así que nunca se sabe…