Aún en el mes dedicado a los difuntos, recalamos en uno de ellos, en el Cementerio de Pueblo Nuevo, en la ciudad condal, y lo hacemos de la mano del historiador del arte José A. Ortiz, que en un documental de la Universal de Barcelona explica la historia, el devenir y os monumentos más destacados del recinto, también conocido como Cementerio General, del Este, de Levante o Cementerio Viejo.

Como tantos otros camposantos se diseñó y construyó para solucionar los problemas de salubridad que ocasionaban las fosas parroquiales –cada vez más concurridas-. Inaugurado en 1775 próximo a playa de la Mar Bella, se convirtió en el primero de la ciudad extramuros.

Aunque las tropas napoleónicas lo destruyeron, en 1813 el arquitecto italiano Antonio Ginesi recibió el encargo de reconstruirlo, lo que terminó de hacer en 1819, configurándolo como un espacio neoclásico donde imperaba el orden.

El cercado está estructurado en un ante-cementerio con jardín y cuatro departamentos; dos obeliscos flanquean la puerta principal, con sendas esculturas que simbolizan la fe y la esperanza, del escultor Pagès, y un conocido ángel sujetando la trompeta del juicio final (del taller de los hermanos Vallmitjana) preside la entrada.

Entre los residentes afamados, encontramos, entre otras, las tumbas de los escritores Xavier Benguerel, José Luis de Vilallonga y Narcís Oller, la de la ilustradora Lola Anglada, las actrices Mary Santpere y su madre Rosa Hernáez Esquirol o la bailarina Carmen Tórtola.