El trabajo de biomonitorización humana, enmarcado en el contexto de un macroestudio que se está realizando en toda Europa para estudiar la presencia de diferentes tóxicos en el organismo, demuestra que España presenta niveles más altos de los recomendables de mercurio, por encima del resto de Estados de la UE, seguida de Francia, Italia o Grecia.

“La mayoría de la población estudiada se encuentra en los valores de referencia establecidos por la Organización Mundial de la Salud, lo que implica que la presencia de mercurio en su organismo no tiene efectos directos sobre la salud, pero sí se trata de niveles muy altos que hay que vigilar”, explica el profesor Motas.

Por regiones, los habitantes de Murcia, Valencia, Baleares, Andalucía y Cataluña son los que más presencia de este metal tóxico tienen, aunque según el estudio su posición en el escalafón varía si lo que se tiene en cuenta son los análisis de sangre, de orina o de pelo. También regiones como Galicia y el País Vasco muestran unos índices elevados, aunque por debajo de las comunidades de la franja mediterránea.

El mercurio llega al mar como consecuencia de la acción del hombre y se extiende y magnifica a través de la cadena alimenticia. El metilmercurio es un neurotóxico liposoluble que atraviesa las membranas celulares y puede afectar al sistema nervioso de los adultos. En el caso de los fetos y los niños, la posibilidad de tener daños por la presencia excesiva de este tóxico en la alimentación se multiplican

Los expertos atribuyen al atún y pez espada los altos índices de mercurio en los habitantes de las zonas mediterráneas españolas y abogan por la moderación. “No se trata de que tengamos que dejar de comer estos pescados, sino de que se modere su consumo”, apunta Motas, quien incide en que la mayor precaución deben tenerlas las mujeres embarazadas y los niños, que no deben superar el consumo de una o dos latas de atún a la semana.