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Infancia

22 Mar 2019

Según afirma Unicef en el Día Mundial del Agua

Los menores de 5 años de países en guerra tienen 20 veces más probabilidades de morir por falta de agua potable que por la violencia

Servimedia / Madrid

Los niños menores de 5 años que viven en países afectados por guerras tienen 20 veces más probabilidades de morir debido a enfermedades diarreicas causadas por la falta de agua potable, saneamiento e higiene que por la violencia directa. Del mismo modo, es casi tres veces más probable que los menores de 15 años mueran por estos problemas de salud que por la violencia armada.

Así lo refleja el informe de Unicef 'Water under fire' (Agua bajo el fuego), publicado este viernes con motivo de la celebración del Día Mundial del Agua.

La investigación analiza las tasas de mortalidad en 16 países inmersos en conflictos prolongados y concluye que en la mayoría de ellos los niños menores de 5 años tienen 20 veces más probabilidades de morir por causas relacionadas con la diarrea –vinculadas a una falta de acceso a agua potable y saneamiento- que por la violencia directa.

LAS NIÑAS, MÁS AFECTADAS

Según Henrietta Fore, directora ejecutiva de Unicef, “todo está en contra de los niños que sufren conflictos prolongados. La realidad es que hay más niños que mueren debido a la falta de acceso a agua potable que a causa de las balas”, subrayó.

Asimismo, indicó que sin unos servicios eficaces de agua, saneamiento e higiene, los niños están en riesgo de sufrir desnutrición y enfermedades prevenibles como diarrea, fiebre tifoidea, cólera y polio. "Las niñas están especialmente afectadas por la falta de estos servicios", prosiguió, "ya que son vulnerables a la violencia sexual mientras van a buscar agua o cuando salen a utilizar las letrinas. Además, sufren afrentas a su dignidad cuando se bañan y gestionan su higiene menstrual, y no pueden ir a la escuela cuando tienen el periodo si el centro no tiene instalaciones de agua y saneamiento adecuadas".

Todos estos riesgos se acentúan durante los conflictos, cuando los ataques deliberados e indiscriminados destruyen infraestructuras, hieren al personal y cortan el suministro de energía que mantiene operativos los sistemas de agua, saneamiento e higiene, agregó Fore.

PETICIONES

Por otro lado, señaló que los conflictos armados también limitan el acceso a la reparación de equipamientos y consumibles como combustible o cloro, cuya distribución puede reducirse, racionarse, desviarse o bloquearse.

Según Fore, “los ataques deliberados contra el agua y el saneamiento son ataques contra los niños vulnerables. El agua es un derecho básico; es una necesidad vital”.

Por todo ello, Unicef ha hecho un llamamiento a los gobiernos y sus aliados para detener los ataques a infraestructuras y al personal que trabaja en estos programas, vincular las respuestas humanitarias al desarrollo de sistemas de agua y saneamiento sostenibles y reforzar la capacidad de los gobiernos y las agencias humanitarias para proporcionar sistemáticamente servicios de agua y saneamiento de alta calidad durante las emergencias.

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