Según sus resultados, si se garantizase una inversión adecuada en este ámbito para 2035, el mundo lograría evitar el 67% de las muertes maternas durante el parto, el 64% de los fallecimientos de recién nacidos y el 65% de los mortinatos (aquellos fetos que mueren en el útero durante las últimas 20 semanas de embarazo).

Esto supone una media de 4,3 millones de vidas salvadas al año, según el informe. Añade que esta carencia crónica de matronas obedece a la escasa preocupación por la salud materna e infantil en los programas públicos de sanidad de muchos estados, que la pandemia de la covid-19 solo ha incrementado.

Durante el último año, muchas de ellas se han visto expuestas al contagio de la Covid-19, han perdido su empleo o han visto interrumpidos sus servicios. Por todo ello, la OMS pide aumentar la inversión en estos programas y reforzar el papel de las matronas, que no solo atienden durante el parto, sino que juegan un papel fundamental durante el embarazo y los primeros meses de vida de los niños.

Según el director general de la OMS, Tedros Adhanom, “debemos aprender las lecciones de la Covid-19 y reforzar la protección de las matronas y demás trabajadores de la salud”.