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Recreación del meteorito llegando a la Tierra

Prehistoria

15 Feb 2021

Hace 66 millones de años

Un cometa impulsado por Júpiter acabó con los dinosaurios, según una nueva teoría

Servimedia / Madrid

Una fracción significativa de cometas de periodo largo y originados en la nube de Oort -una esfera helada situada al borde del sistema solar- pudo ser desviada por el cambio gravitacional de Júpiter durante su órbita e impactó frente a la costa de México hace 66 millones de años con la consiguiente extinción de los dinosaurios.

Esta nueva teoría apunta que el meteorito Chicxulub, que dejó un cráter de unos 150 kilómetros y una profundidad de 19 kilómetros, pudo originarse por un cometa y no un asteroide. El estudio, publicado este lunes en la revista 'Scientific Reports', fue elaborado por Amir Siraj y Avi Loeb, del Departamento de Astronomía de la Universidad de Harvard (Estados Unidos).

El impacto de Chicxulub cambió para siempre la historia de la Tierra hace unos 66 millones de años, cuando acabó abruptamente con el reinado de los dinosaurios al desencadenar su repentina extinción masiva, junto con el de casi tres cuartas partes de las especies de animales y plantas que vivían en el planeta. Siraj y Loeb aportan una nueva teoría que puede explicar el origen y el viaje del meteorito catastrófico gracias a un análisis estadístico y simulaciones gravitacionales.

"El sistema solar actúa como una especie de máquina de 'pinball'", indica Siraj, que añade: "Júpiter, el planeta más masivo, impulsa a los cometas entrantes de largo periodo a órbitas que los acercan mucho al Sol".

Durante el paso cercano al sol, los cometas, apodados 'raspadores solares, pueden experimentar poderosas fuerzas de marea que rompen pedazos de roca y, en última instancia, producen metralla cometaria. "En un evento de raspado solar, la parte del cometa más cercana al Sol siente una atracción gravitacional más fuerte que la parte que está más lejos, lo que resulta en una fuerza de marea a través del objeto", recalca Siraj, que añade que ello desembocaría en que "un cometa grande se rompe en muchos pedazos más pequeños". "En el viaje de regreso a la nube de Oort, hay una mayor probabilidad de que uno de estos fragmentos golpee la Tierra", precisa.

COMETAS LENTOS

Esta nueva teoría aumenta las posibilidades de que los cometas de periodos prolongados (esto es, que tardan más de 200 años en orbitar alrededor del Sol) impacten la Tierra 10 veces más de lo que se pensaba y muestra que aproximadamente un 20% de esos cometas se convierten en raspadores solares. Los autores apuntan que sus cálculos son consistentes con la edad de Chicxulub.

"Nuestro artículo proporciona una base para explicar la ocurrencia de este evento", señala Loeb, quien agrega: "Estamos sugiriendo que, de hecho, si rompes un objeto cuando se acerca al Sol, podría dar lugar a la tasa de eventos adecuada y también al tipo de impacto que mató a los dinosaurios".

La evidencia encontrada en el cráter Chicxulub sugiere que la roca estaba compuesta de condrita carbonosa. Una teoría popular sobre el origen de Chicxulub afirma que el impactó procedió de un meteorito procedente del cinturón principal de asteroides que orbitan entre Marte y Júpiter, pero las condritas carbonáceas son raras en esos cuerpos celestes y posiblemente están muy extendidas entre los cometas de periodos prolongados, lo que proporciona un apoyo adicional a la hipótesis del impacto cometario.

Otros cráteres similares muestran la misma composición, como un cuerpo que cayó hace unos 2.000 millones de años y dejó el cráter Vredefort en Sudáfrica, que es el cráter confirmado más grande en la historia de la Tierra, así como el que abrió el cráter Zhamanshin en Kazajistán, que es el más grande verificado en el último millón de años.

Siraj y Loeb dicen que su hipótesis puede probarse estudiando más a fondo estos cráteres, otros como ellos e incluso los de la superficie de la luna para determinar la composición de los objetos impactadores. Las misiones espaciales de seguimiento de cometas también pueden ayudar.

"Deberíamos ver fragmentos más pequeños que llegan a la Tierra con mayor frecuencia desde la nube de Oort", recalca Loeb, que añade: "Espero que podamos probar la teoría teniendo más datos sobre cometas de periodos prolongados, obtener mejores estadísticas y tal vez ver evidencia de algunos fragmentos".

Loeb subraya que comprender esto no sólo es crucial para resolver un misterio de la historia de la Tierra, sino que podría resultar fundamental si otro evento similar amenazara al planeta. "Debió verse una imagen increíble, pero no queremos volver a ver eso", concluye.

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