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Proyecto hombre

Salud

21 Jun 2019

Son las dos principales sustancias por las que los usuarios demandan tratamiento

Las mujeres atendidas por Proyecto Hombre consumen un 12% más alcohol que los hombres y ellos, un 15% más de cocaína

Servimedia / Madrid

Las mujeres atendidas en los programas de Proyecto Hombre consumen un 12% más de alcohol de forma problemática que los hombres, mientras que ellos, que representan el 85,4% de la población atendida, consumen 15 puntos porcentuales más de cocaína que ellas. La primera de estas sustancias es consumida por un 37,3% de usuarios, aunque experimenta una reducción “lenta y progresiva”, y la segunda, consumida por un 34,9% del total, presenta una tendencia “ligeramente ascendente” y se acerca cada vez más al registro del alcohol.

Así lo pone de manifiesto el Informe 2018 del Observatorio Proyecto Hombre sobre el perfil de las personas con problemas de adicción en tratamiento, que ha presentado este viernes la organización y según el cual estas son las dos principales sustancias por las que sus usuarios demandan tratamiento, seguidas del cannabis, con un 8,9% y un repunte importante de su consumo en el último año, y la heroína, cuyo consumo ha descendido un par de décimas en dicho periodo.

En este sentido, aunque la organización reconoce un aumento del consumo problemático de cannabis, nuevas tecnologías, apuestas deportivas o pornografía entre los jóvenes, su presidente, Luis Bononato, aseveró que, “si en el ámbito de las adicciones hay un problema, se llama alcohol”, por lo que alertó acerca de la “banalización y normalización” de su consumo, así como de su “alta disponibilidad” en la sociedad española, lo que, para él, se traduce en el “mayor problema de salud pública” en España, por lo que llamó a concienciar al conjunto de la sociedad.

El sexto estudio de Proyecto Hombre recoge los resultados de más de 2.600 encuestas realizadas a personas atendidas de entre 18 y 71 años y también subraya que casi el 90% de la población atendida manifiesta a lo largo de su vida consumos “regulares o problemáticos” de alcohol y ello se debe a que se trata de una sustancia que, generalmente, acompaña a otras adicciones, según precisó la coordinadora de la investigación, María Ángeles Fernández.

En este punto, a pesar de ser la sustancia cuyo consumo problemático se detecta a edades más tempranas, entre los 15 y los 16 años, es la sustancia por la que se demanda tratamiento a edades más avanzadas, a partir de los 40 años y tras una media de 29,6 años de consumo.

El perfil de la persona que acude en busca de tratamiento responde a un trabajador de unos 38 años, con pareja y consumidor habitual de alcohol o cocaína, y entre las personas que acuden a Proyecto Hombre, la mayor diferencia que se detecta por sexo se refiere a las familias monoparentales, dándose un 13% de mujeres con hijos a cargo frente al 1% de hombres.

Una situación que, según la organización, que atiende a más de 19.000 personas, puede estar detrás de la menor accesibilidad de las mujeres a tratamiento y de su mayor vulnerabilidad ante el riesgo de exclusión social, ya que, según apuntó Fernández, “detrás de un hombre que acude a tratamiento siempre hay una mujer, pero detrás de una mujer a veces no hay un sustento y tardan más en tener la sensación de haber tocado fondo”.

Por otra parte, la investigación constata una elevada comorbilidad de la adicción y de otros problemas psicológicos y emocionales entre las personas que acuden a tratamiento puesto que más de la mitad de la población atendida toma medicación psiquiátrica, hasta un 67,2% ha sufrido ansiedad severa, un 54,7% ha padecido depresión severa y casi un 40% ha tenido intenciones suicidas.

En el ámbito educativo, los bajos niveles formativos siguen siendo una constante entre la población atendida en Proyecto Hombre, aunque el 38,9% de atendidos han finalizado la enseñanza secundaria y estudios medios y el 9% cuenta con estudios universitarios.

Entre quienes han trabajado, es mayoritario el personal que ocupa puestos sin formación, con un 68,1%, y por lo que respecta a la situación laboral, predomina el perfil “normalizado”, ya que el 76,4% de las personas que acuden a tratamiento habrían estado ocupadas la mayor parte del tiempo en los últimos tres años. Sin embargo, en los 30 días previos a su entrada a Proyecto Hombre, solo un 41,5% sigue teniendo en el empleo su principal fuente de ingresos, según apuntó Fernández.

Por su parte, la directora de la Asociación Proyecto Hombre, Elena Presencio, concluyó que todos los agentes sociales “deben ser corresponsables en la implementación de medidas de prevención en este tipo de consumos” y que, a la hora de afrontar el tratamiento, “lo importante no son las sustancias, sino el problema que hay detrás de ese consumo y que requiere una respuesta integral desde un modelo biopsicosocial”.