Compartir en redes sociales

Mujer con discapacidad

Formación

10 Mayo 2019

El IV Estudio ‘Universidad y Discapacidad’ refleja también que la presencia de estudiantes con discapacidad disminuye según avanzan los estudios universitarios

Las mujeres con discapacidad tienen más dificultades para estudiar en la universidad

Servimedia / Madrid

El IV Estudio 'Universidad y Discapacidad' concluye que aunque las mujeres son mayoría entre los universitarios, cuando ellas tienen una discapacidad suponen un porcentaje menor que el de sus compañeros con discapacidad.

El estudio, realizado por la Fundación Universia con la colaboración del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi), Fundación ONCE, el Real Patronato sobre Discapacidad y la Conferencia de Rectores Españoles (CRUE), fue presentado en la Secretaría de Estado de Servicios Sociales, en Madrid.

El documento muestra que hay una menor proporción de mujeres con discapacidad que estudian en la universidad con respecto a la de hombres, con un 49,1% de mujeres estudiantes de grado, un 48,7% de posgrado y un 43,4% de doctorado.

Esto contrasta respecto a la comunidad de estudiantes universitarios general, pues, sin tener en cuenta la discapacidad, existe una mayor representación de mujeres en las aulas: el 45% son hombres y el 55% son mujeres, según datos de CRUE Universidades del curso 2016/2017.

En el estudio, sobre datos del curso 2017-2018, un 15,2% de mujeres con discapacidad han afirmado que el hecho de ser mujer ha supuesto mayores dificultades en el desarrollo de sus estudios o ha implicado más discriminación o exclusión que la experimentada por sus compañeros hombres.

El perfil dominante de estudiante universitario con discapacidad en las universidades españolas es un hombre (51%) que cursa sus estudios de Ciencias Sociales y Jurídicas (54%).

ABANDONO

Tener una discapacidad también implicaría un mayor riesgo de abandono de los estudios, pues de los 21.435 universitarios de grado, primer y segundo ciclo con discapacidad representados en el estudio, la proporción de estudiantes que permanecen en la Universidad va disminuyendo a medida que avanzan los estudios, contando con un 1,8% de estudiantes de grado, primer y segundo ciclo; 1,2% de posgrado y máster y 0,7% de doctorado.

Para el desarrollo de ‘Universidad y Discapacidad’ se ha contado con la participación de 72 universidades de todas las comunidades autónomas y con la colaboración de 1.720 universitarios con discapacidad.

Por tipo de discapacidad se mantiene la tendencia de estudios anteriores, pues la discapacidad predominante entre los estudiantes de grado, primer y segundo ciclo con discapacidad es la física (55,9%), y la menos representada es la sensorial (visual y auditiva, 17,6%). Los impulsores del estudio indicaron que muy pocos estudiantes con discapacidad intelectual llegan a los estudios universitarios.

En la presentación participaron la consejera técnica del Real Patronato sobre Discapacidad, María Teresa Fernández Campillo; la presidenta del Grupo de Trabajo de Empleo de la CRUE, Nuria Grané; la directora de Programas con Universidades y Promoción del Talento Joven de Fundación ONCE, Isabel Martínez; la directora de la Fundación Universia, Sonia Viñas; el responsable de Marketing y Proyectos Globales de Fundación Universia, Ramón Rodríguez, y la directora ejecutiva del Cermi, Pilar Villarino.

Fernández Campillo reclamó la accesibilidad universal “en todas las titulaciones” y “como política transversal”, pues “cuando las personas con discapacidad llegan a la universidad llegan agotados porque han tenido que luchar mucho tiempo por alcanzar ese sueño”. “Debemos lograr que no lleguen cansados y que no se cansen mientras están estudiando”, sentenció.

La representante de CRUE enfocó su intervención a la empleabilidad, pidiendo “conexión” de la formación con el mundo laboral, pues si no “no estaríamos logrando lo que buscamos, la inclusión social”.

En su turno, Martínez reclamó que la nueva Ley de Universidades recoja cómo atajar “muchos de los déficits” que plantea este informe; que se mejore “la base”, pues para tener buenos resultados universitario, desde su perspectiva, debe haber una buena educación inclusiva en etapas anteriores y, también, mejorar la educación integral, apoyar el rendimiento académico y favorecer el tránsito al empleo y a la carrera docente.

A continuación, intervino Sonia Viñas, que subrayó que “la educación si no es inclusiva no es de calidad, y que la educación si no es inclusiva no es educación”.

Ramón Rodríguez, que expuso las principales cifras del estudio, denunció que a los estudiantes con discapacidad les gustaría tener “más empatía y concienciación” sobre la discapacidad en el entorno universitario, pues “falta normalización” de la discapacidad.

La representante del Cermi cerró el acto pidiendo para la nueva legislatura que se impulse un nuevo centro de referencia estatal en el que se aborden las cuestiones de universidad y discapacidad y se promuevan “buenas prácticas para la inclusión educativa. Villarino también quiso destacar las diferencias por género que muestra el estudio, y apuntó como causas al abandono de los estudios de las adolescentes con discapacidad.