Compartir en redes sociales

Malos tratos

Menores

24 Feb 2021

Los casos atendidos por la fundación han aumentado un 300%, pero también han crecido la gravedad y la frecuencia de los abusos

ANAR detecta un “crecimiento extraordinario” de abusos sexuales a menores en una década

Redacción / Madrid

La evolución de los abusos sexuales a menores en España es preocupante con un aumento de casos de más del 300% en doce años, como atestiguan los datos publicados este martes por la Fundación ANAR. Sin embargo, no sólo crecen los números, sino que la gravedad de los abusos, su frecuencia y duración aumentan exponencialmente ayudados por la tecnología.

Aunque mejora la detección, los expertos están preocupados por el crecimiento tan drástico de casos y su gravedad. Si en 2008 atendieron desde Fundación ANAR un total de 273 casos de abusos sexuales contra niños, niñas y adolescentes, en 2020 se registraron 1.093 tras tres años consecutivos de crecimiento sostenido.

Se trata de un “crecimiento extraordinario”, como reconoció el director de Programas de ANAR, Benjamín Ballesteros. Actualmente, hay una tasa media de crecimiento anual del 14,3%, pero ha sido “más intensa en los últimos cinco años”, advirtió en una rueda de prensa para presentar su estudio, que retrata la “realidad silenciada” de los abusos sexuales a menores.

En base a los datos expuestos por la fundación, el 78,3% de las víctimas de abusos sexuales son niñas y la edad media es de entre 11 y 12 años. No obstante, el 16% de los casos atendidos fueron de menores que no llegaban a los cinco años y, a medida que baja la edad de la víctima, es más frecuente que sean varones.

Algo que preocupa especialmente a ANAR, que cuenta con un servicio telefónico para atender a menores con todo tipo de problemas (917262700), es que casi el 70% de los casos de abuso son reiterados.
Además, más de la mitad de los casos (53,6%) van acompañados de violencia física o intimidación, mientras que las agresiones físicas son más frecuentas con las niñas. De hecho, en las mujeres los casos son generalmente más graves y tienen siempre como objetivo el cuerpo de la víctima, que suele sufrir tocamientos y penetraciones violentas.

La mayor parte de casos registrados por ANAR están relacionados con tocamientos obscenos a la víctima (35,5%), seguidos de tocamientos al propio abusador (10,5%) o penetración violenta (10,3%). Sin embargo, también son frecuentes la intimidación, el exhibicionismo, las masturbaciones u obligar a los menores a desnudarse y mostrar partes íntimas.

“Las mujeres han sufrido abusos sexuales más graves porque el agresor tiene como objetivo el cuerpo de la víctima, mientras que a los varones se les instrumentaliza más”, explicó la directora del Teléfono ANAR, Diana Díaz.

TECNOLOGÍA

Más allá de los abusos físicos, están creciendo notablemente los casos de abuso a través de Internet y las redes sociales. De hecho, los casos de ‘grooming’, que se da cuando un degenerado engaña con un perfil falso a los menores para ganarse su confianza y abusar de ellos, está creciendo a un ritmo del 36,7% anual, mucho más que el resto de abusos.

De hecho, los casos que más aumentan son los que están relacionados con la tecnología, como también ocurre con el ‘sexting’, que se da cuando el abusador y la víctima intercambian mensajes y contenido audiovisual de carácter sexual.

“Estamos ante un crecimiento extraordinario del abuso sexual; donde antes teníamos un caso en 2008, ahora tenemos cuatro. Han crecido sobre todo los que tienen que ver con las tecnologías”, alertó Ballesteros.

Casi la mitad de los casos de abuso se dan en la propia casa del menor (49,7%) y en su entorno más cercano, como casas de amigos o familiares, en el colegio o actividades extraescolares. Y es que el agresor, generalmente, es alguien especialmente cercano a la víctima, como demuestran los datos de la Fundación ANAR.

De hecho, el 80% de los agresores están en el llamado “círculo de confianza”, en su mayoría familiares (49,2%) o compañeros y amigos (14,4%). Casi siempre es un hombre (96%) y mayores de edad (70%). De hecho, en el 23,3% de los casos el abusador es el propio padre de la víctima. “El padre biológico cada vez cobra más fuerza como agresor principal”, alertó Diana Díaz.

NUEVA LEY

Todos estos abusos tienen consecuencias trágicas en los menores que han sido víctimas de este tipo de aberraciones. El 34,2% sufren cambios bruscos de ánimo o de conducta, el 15,6% somatizan su sufrimiento con dolor físico y el 8,4% tiende a “conductas extremadamente sexualizadas” para su edad, aunque también es común la agresividad o el rechazo social.

Uno de los mayores problemas con los que se encuentra la Fundación ANAR es que muchos casos no prosperan cuando llevan a la Justicia por falta de pruebas. De hecho, el 18,2% de las causas acaban archivadas por esta razón. Asimismo, el entorno del menor sólo tiene intención de denunciar en el 43,3% de los casos, pero lo acaba haciendo el 10,6%.

De cara a la ley de protección contra la violencia infantil, apodada como ley Rhodes por el pianista británico James Rhodes, que fue víctima de abusos sexuales en su infancia, ANAR quiere que estos delitos no prescriban nunca o se creen juzgados especializados en violencia sexual contra menores, así como que la Fiscalía siempre actúe de oficio en estos casos, entre otras medidas.