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SAlud

25 Ene 2019

"La toxicidad cerebral del alcohol vuelve a los consumidores más impulsivos y reduce su capacidad para responder a las demandas sociales, familiares y laborales del día a día"

Hasta un 24% de las demencias son consecuencia de un consumo excesivo continuado de alcohol

Servimedia / Madrid

Hasta un 24% de las demencias son consecuencia de un consumo excesivo continuado de alcohol según subraya un artículo publicado en la revista de Socidrogalcohol, en el que se destaca el deterioro cognitivo en la dependencia alcohólica.

Así lo explicó este jueves la asociación a través de un comunicado en el que agregó que, por su efecto neurotóxico, el alcohol produce daño cerebral y neuronal “que son intensos a nivel del hipocampo, hipotálamo y cerebelo”, lo que afecta de forma directa a la memoria y la capacidad de aprendizaje.

Junto a ello, otra área afectada sería el córtex prefrontal, lo que tiene una “relación directa” con la disfunción ejecutiva, según puntualizó Socidrogalcohol.

Aunque este daño es “difuso y generalizado”, las partes más afectadas son las que regulan la planificación, por ello “la toxicidad cerebral del alcohol vuelve a los consumidores más impulsivos y reduce su capacidad para responder a las demandas sociales, familiares y laborales del día a día”, explicó Gerardo Flórez, psiquiatra de la Unidad de Conductas Adictivas del Complejo Hospitalario de Orense y uno de los autores del artículo.

“Se teme que los pacientes con más daño cerebral, y, por lo tanto, más deterioro cognitivo respondan peor a las intervenciones psicoterapeúticas, especialmente las de tipo cognitivo – conductual”, precisó el experto, quien valoró que dicho deterioro puede, por tanto, dificultar la desintoxicación y deshabituación del paciente.

Socidrogalcohol puntualizó que los consumos de atracón “son más dañinos” ya que implican que grandes cantidades del agente tóxico alcancen el cerebro y permanezcan en él hasta que el hígado complete su metabolización. No obstante, ello no significa que el consumo abusivo que no se realiza de esta forma “sea seguro, simplemente es menos dañino, pero al final producirá su daño”, matizó Flórez.

El grado de daño causado al cerebro y el grado de demencia alcohólica va a depender de cantidad de alcohol consumida, de cómo se ha consumido, y de los déficits nutricionales que ha traído el consumo abusivo de alcohol aunque, tras un año de abstinencia completa existe una reversibilidad del 50% “como regla general”.

Una abstinencia prolongada permitirá recuperar parte de las pérdidas producidas a nivel cerebral y dicha recuperación irá acompañada de una mejoría de las funciones cognitivas y motoras, “aunque la velocidad será lenta, sobre todo en lo referente a las funciones ejecutivas”, según la organización.

Sin embargo, una vez llegado a la “demencia alcohólica” el deterioro es ya “persistente, como sucede con la demencia de Alzheimer, con la cual se suele confundir, ya que presenta los mismos síntomas”.

Una vez instaurado el deterioro cognitivo, el consumo de bebidas alcohólicas va a producir una grave desorganización del comportamiento del paciente, con potenciales graves consecuencias inter-personales, además de la discapacidad persistente, que seguirá empeorando progresivamente.

Por el contrario, si, con la ayuda de un tratamiento especializado del alcoholismo, “consigue mantenerse sin tomar bebidas alcohólicas, sus alteraciones del comportamiento y su desadaptación serán mucho menores, a pesar de la persistencia de su deterioro cognitivo”, resolvió Socidrogalcohol.

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