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Niño con discapacidad intelectual

Salud

15 Dic 2020

Aunque este riesgo se puede reducir mediante hábitos de vida saludables

Las enfermedades del cerebro son la principal causa de discapacidad

Redacción / Madrid

Las enfermedades del cerebro son la principal causa de discapacidad, aunque este riesgo se puede reducir mediante hábitos de vida saludables, por lo que los científicos quieren conocer a fondo por qué estos factores tienen un efecto protector sobre la salud cerebral y mental para conseguir tratamientos y diagnósticos personalizados que eviten enfermedades con un gran impacto social.

Para ello, este martes y miércoles, 15 y 16 de diciembre, Biocat y la Fundación “la Caixa” han organizado, conjuntamente con el Instituto Guttmann y en el marco de B·Debate, un encuentro científico de alto nivel con los mejores expertos internacionales en salud cerebral y mental.

Más allá de analizar los problemas de salud, los investigadores también discutirán sobre los factores que promueven una buena salud cerebral y mental, así como los mecanismos de resiliencia que utiliza el cerebro para sobreponerse y retrasar las manifestaciones clínicas de las enfermedades neurológicas y psiquiátricas, así como las discapacidades que se derivan de estas patologías.

De hecho, las enfermedades que afectan al cerebro son un reto de salud global, así como la principal causa de discapacidad en todo el mundo. Algunas de las patologías más habituales son las demencias, la depresión, la ansiedad, la epilepsia y los trastornos de atención.

En la actualidad, una de cada cuatro personas sufre una enfermedad psiquiátrica. Dentro de 10 años se estima que alrededor de un tercio de la población adulta -de 40 a 65 años- tendrá un diagnóstico que impactará sobre su salud cerebral y mental.

COVID-19 Y SALUD CEREBRAL

La salud cerebral es importante, incluso para saber sobrellevar mejor la pandemia de la Covid-19. El confinamiento aumentó los sentimientos de pertenencia social y redujo los de soledad, según los resultados preliminares del estudio 'Barcelona Brain Health Initiative' (BBHI), liderado por el Instituto Guttmann, que se presentarán en B·Debate.

Los científicos sospechan que esto se debe a las manifestaciones de solidaridad social de aquellos meses, como los aplausos a los sanitarios a las ocho de la tarde. Esto explicaría, también, que a partir de la desescalada los sentimientos de pertenencia y soledad volviesen progresivamente a niveles previos al confinamiento.

Los voluntarios del estudio también se mostraron más preocupados por la salud de sus familiares y amigos que por la suya, incluso aquellos que formaban parte de los grupos de riesgo, como personas de edad avanzada o con patologías previas.

ANSIEDAD Y DEPRESIÓN

Sin embargo, los síntomas de ansiedad y depresión crecieron durante la pandemia. En relación con la ansiedad, parece que los grupos de edad más jóvenes presentan niveles más altos; mientras que las personas con un nivel socioeconómico por debajo del umbral de la pobreza tienen más probabilidades de tener síntomas compatibles con la depresión, especialmente los grupos de edad más avanzada.

Los científicos hicieron un seguimiento a cerca de 2.500 personas durante ocho meses, en las diferentes etapas de la pandemia, para analizar el impacto de los efectos de las restricciones sociales sobre la salud cerebral y mental de las personas.

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