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Objetivo de una cámara de fotos. En el fondo un mural de imágenes.

12 Ene 2009

Problemas de concepto

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La propuesta de que el curso escolar adelante su inicio en una semana promete levantar la polémica hasta que, como todos los años, llegue la Semana Blanca de febrero y otras discusiones regresen. La mancha de una mora con otra se quita, pero no porque la tintura desaparezca. El problema que subyace a todas estas medidas se centra en el concepto que la sociedad en general tiene sobre la enseñanza.

Hasta ahora, las asociaciones de madres y padres alegan que un mayor número de horas lectivas redundaría en una mejor conciliación de la vida familiar, argumento contradictorio que pide que el hijo esté menos días en el hogar para que así se encuentre más unido. Las dificultades de las familias no se hallan en los centros de enseñanza, ni en los calendarios docentes, sino en sus horarios laborales y en la rigidez, a veces estúpida, con que las empresas fijan sus horas de permanencia o de inicio y fin de los tajos.

Nos encontramos con una sociedad que ha cambiado en las últimas dos generaciones, pero que no se detiene para reflexionar serena cómo soluciona las inconveniencias de los caminos que ha tomado.Vivir en España cuesta muy caro.

Por fin, nos dimos cuenta de que junto a nosotros, entre nosotros, existían mayores y discapacitados y se promovió la Ley de Dependencia que, polémicas aparte, cuesta dinero. Como ventaja se están inaugurando organismos que permitirán alojar allí a los abuelos por más o menos tiempo; de este modo, se evitará sus abandonos en las gasolineras, o en hospitales, cuando el verano empuje al resto de la familia a las vacaciones playeras.

La cosa es así por prosaica que suene. Igual que las clínicas no cumplen las funciones de asilos, y aún menos los distribuidores de carburantes en ruta, los calendarios escolares y la enseñanza no se pueden convertir en los aparca-niños para que la familia esquive las inconveniencias que conlleva traer hijos a este mundo, repito, tan caro. Un médico no es un monitor para ancianos, un maestro no es una niñera.

La enseñanza en nuestro país, se utiliza como arma política de ataque. Todos los bandos tienen parte de culpa, lo que impide debates sosegados y legislaciones que permanezcan un tiempo suficiente como para que los motores se ajusten. Muchos centros escolares públicos disponen de comedor, biblioteca y actividades para que sus alumnos se queden allí casi doce horas. Si les sumamos las ocho de sueño y algún momento más, hay niños que ven a sus progenitores dos horas al día.

Magnífica conciliación con los intereses familiares, como vemos; no por culpa de sus padres sino por varios errores en ciertos conceptos, como el de trabajo, riqueza, familia, enseñanza o docencia. Quizás haya que articular otras disposiciones, ya mismo alguien solicitará dormitorios escolares, incluso, clases los domingos y festivos. ¿Quién sabe?