Compartir en redes sociales

Quintas

Salud

13 Ene 2020

La química Ángela Quintas descubre en su libro las claves del proceso digestivo

Tiempo “para masticar” y “para ir al baño”: "los secretos de la buena digestión"

Servimedia / Madrid

Dedicar el tiempo necesario para comer y para ir con calma al baño son algunas de las recomendaciones que hace la química Ángela Quintas en su nuevo libro 'El secreto de la buena digestión'. En sus 250 páginas explica de una manera didáctica, a través de anécdotas, pacientes y curiosidades, cuál es el proceso de la digestión desde que se introduce el alimento en la boca hasta la última fase: defecar.

“Mal, error”. Esta es la respuesta de Ángela Quintas cuando se le pregunta sobre los malos hábitos como comer deprisa o delante del ordenador. En declaraciones a Servimedia, la química explicó que “hay que dedicarle un tiempo a comer”. “Hay que disfrutar. Es importante el hecho de comer, masticar bien la comida. Dedicarnos un tiempo a ir al baño por la mañana. Son cosas importantes para luego sentirnos bien a lo largo del día”, afirmó.

Su nuevo libro, publicado por la Editorial Planeta, está centrado en la digestión porque le parecía “un proceso muy importante”, que todas las personas hacen varias veces al día, pero que es “un gran desconocido”.

LA COMPRA

Para empezar por el principio, la autora recuerda que lo único que una persona puede controlar del proceso de digestión es la manera consciente de elegir los alimentos. Por eso cobra tanta importancia la cesta de la compra y la planificación de comidas.

“Si tienes en casa alimentos saludables y te planificas un buen menú, las posibilidades de que aquello se te vaya de las manos son mucho menores que si no has tenido ningún tipo de precaución y abres la nevera y aquello es el desierto”, argumenta Quintas.

En cuanto al movimiento contra los alimentos ultraprocesados, la autora es clara: “volver siempre a los mercados” porque ahí “pocas etiquetas hay que leer”. “La carne, el pescado, la fruta… eso no tiene etiquetas. Mi recomendación siempre es volver a los mercados, volver a la comida tradicional, volver a comprar como se compraba antes”.

Los cinco capítulos que conforman este libro están dedicados a la digestión, "la caca", la microbiota y microbioma, algunos problemas del intestino y problemas digestivos. Para hacer este repaso, Ángela Quintas utiliza historias de algunos de los pacientes que ha tratado en su consulta de nutrición.

Se incluyen preguntas que ellos hacen, como por ejemplo: “es que tengo todo el rato ruidos en el estómago, yo creo que tengo todo el rato sensación de hambre”. “Bueno, pues no. Que tengas ruidos en el estómago no significa que tengas todo el rato hambre. Es que hay unos movimientos que nos están indicando que tu intestino está funcionando”, aclaró durante la entrevista a Servimedia.

CONSEJOS PARA IR AL BAÑO

En el libro, la autora cuenta, por ejemplo, la historia de una chica que al emanciparse pensaba que “la que estaba mal era ella” porque vio que su novio iba al baño “todos los días varias veces”. “Las mujeres nos regulamos por los ciclos hormonales. Es decir, cuando nos va a venir la menstruación vamos más… Solamente cuando hay un problema claro de estreñimiento lo que hay que hacer es revisar nuestra alimentación lo primero, antes de tirarnos como locos a los laxantes”, alerta Quintas. También recuerda que ir al baño menos de tres veces por semana es normal.

Otro de los consejos que destaca es "mantener una buena postura para hacer de vientre. La postura ideal es con las piernas un poquito elevadas, sobre un taburete".

“Yo digo de risa a las mujeres en la consulta: ponte un taconazo para ir al baño, dale un poco de glamour a esto. Ayuda muchísimo porque lo que hace es que el colon tenga una posición vertical perfecta. Es importante y una postura natural que nos ayuda a ir al baño”, narró.

En cuanto se le pregunta por su anécdota favorita del libro, Ángela lo tiene claro: la de Rasputin. Al personaje, que tuvo una cercanía especial a la familia imperial rusa Romanov, le administraron cianuro en grandes cantidades, pero no conseguían envenenarle. “Pensaban que tenía propiedades mágicas pero lo que pasaba es que a este hombre le estaban dando el veneno y el antídoto a la vez. Le estaban dando el veneno y los azúcares del alcohol, de tal manera que se estaba formando una molécula que dejaba de ser tóxica para él”.