- «Una vela encendida es el tiempo que fluye, pero una vela apagada es la eternidad inmóvil»
Una vela. Encendida en lo oscuro, concita un estado de ánimo, un tono de recogimiento. La belleza contingente de la sabiduría, la intimidad, el sosiego. Una vela. Apagada, un misterio suspendido. De todo ellos nos habla en su último ensayo Andrés Sánchez Robayna (Santa Brígida, Gran Canaria, España, 1952), Borrador de la vela y de la llama (Galaxia Gutenberg).