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Un niño juega en el sofá de su casa | Foto de Servimedia

Infancia

4 Sep 2023

Un estudio de la Universitat Pompeu Fabra concluye que niños de 19 meses aplican un pensamiento lógico natural frente a las incertezas del mundo

Los niños aprenden a razonar antes que a hablar

Servimedia / Madrid

Una investigación demuestra que el razonamiento lógico natural existe al menos desde los 19 meses de vida, no depende de los conocimientos lingüísticos y se desarrolla principalmente a través de la estrategia de la exclusión por eliminación, es decir, ante una realidad desconocida, los pequeños tratarían de analizarla y llegar a alguna conclusión al respecto.

Así lo recoge un estudio liderado por el Center for Brain and Cognition de la Universitat Pompeu Fabra (UPF) y cuyos resultados se publicaron este viernes en la revista 'Current Biology'.

Las conclusiones se exponen en el artículo ‘The scope and role of deduction in infant cognition’, elaborado por Kinga Anna Bohus, Nicolo Cesana-Arlotti, Ana Martín-Salguero y Luca Lorenzo Bonatti. El investigador principal, L.Bonatti (Icrea), es el director del grupo de investigación Reasoning and Infant Cognition (RICO) del Center for Brain and Cognition (CBC) de la UPF, al cual también pertenece Kinga Anna Bohus, autora principal. N. Cesana-Arlotti y Ana Martín-Salguero, anteriormente vinculados al CBC de la UPF, actualmente son investigadores en la Universidad de Yale (EEUU) y en la École Normale Supérieure de París, respectivamente.

El estudio se centra en una cuestión que aún genera debate entre los neurocientíficos: si los niños pequeños que no han aprendido a hablar (o están desarrollando el habla) son capaces de razonar lógicamente.

El estudio analiza la importancia de dos estrategias de los sujetos de edades tempranas para enfrentarse a las incertezas: la asociación y la exclusión (o disyunción por eliminación). La primera estrategia implicaría que los niños, al escuchar una palabra nueva que puede referirse a dos objetos desconocidos que están viendo, asocien mentalmente el término a cada uno de ellos. Posteriormente, asociarían el término con el objeto con el que les encajara mejor esta denominación. La segunda estrategia (exclusión) explica cómo, a partir de un razonamiento lógico por eliminación de alternativas, un niño pequeño puede aprender una nueva palabra.

EXPERIMENTOS

El equipo de investigación realizó dos experimentos diferentes. En el primero de ellos participaron 61 niños de 19 meses (26 monolingües y 35 bilingües). En el segundo, la muestra la formaron 33 participantes de esta misma edad (19 monolingües y 14 bilingües). El análisis de ambos grupos era fundamental para determinar si los procesos deductivos dependen de las experiencia lingüística.

En el primer experimento se mostraban dos objetos a los participantes, que tenían que relacionar con alguna de las palabras que escuchaban, a través de diferentes pruebas. En la primera de ellas tenían que observan dos objetos que conocían (por ejemplo, una cuchara y una galleta) y, al escuchar un término (por ejemplo, cuchara) asociarlo a uno de los dos. En la segunda prueba se mostraba a los niños pequeños un objeto que conocían (por ejemplo, una manzana) y otro que desconocían (por ejemplo, un carburador), y escuchaban la palabra correspondiente al objeto conocido (manzana), que tenían que identificar. La tercera prueba era igual que la segunda, excepto por el hecho de que el término escuchado correspondía a la palabra desconocida (siguiendo con el ejemplo anterior, carburador).

En el segundo experimento se usaban dos objetos o seres animados (por ejemplo, un paraguas y la figura de un chico), asociados cada uno de ellos a un sonido. Posteriormente, se cubrían los dos objetos de modo que el niño no los veía y uno de ellos se metía en una copa. Al descubrirlos, sólo veía uno de los dos objetos y debía adivinar, por eliminación, cuál se encontraba dentro de la copa. En una prueba posterior (con los dos objetos cubiertos y sin variar su posición), escuchaba el sonido asociado a uno de ellos y se analizaba si dirigía la mirada hacia el objeto correcto.

En todas estas pruebas se evaluaban los patrones del movimiento de su mirada, lo que se conoce como estrategia de doble revisión.

SIN DIFERENCIAS

“Hemos analizado la presencia del concepto de disyunción lógica en lactantes de 19 meses. En una tarea de mapeo de palabras referentes, tanto los bebés bilingües como los monolingües muestran un patrón de inspección oculomotora que previamente se había encontrado como un sello distintivo del razonamiento disyuntivo en adultos y niños”, explicó la autora principal de la investigación, Kinga Anna Bohus.

En definitiva, el estudio no muestra diferencias relevantes entre el razonamiento lógico de los niños pequeños monolingües y bilingües, lo que constata que no depende de los conocimientos lingüísticos. Este pensamiento lógico natural podría estar presente antes de los 19 meses de edad, si bien aún no existen suficientes evidencias científicas para demostrar su presencia en edades más tempranas.

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