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Diego HIdalgo

Nuevas tecnologías

13 Sep 2021

China de limitar a tres horas semanales el uso de videojuegos a menores

La verdadera brecha digital se dará entre quienes se dejan invadir por los algoritmos

Servimedia / Madrid

El sociólogo Diego Hidalgo alerta en ‘Anestesiados’ (Catarata) que la “verdadera brecha digital” está en los alumnos que saben desconectar de las tecnologías y quienes se dejan invadir por los algoritmos, y no tanto en el 12% de los escolares con problemas de acceso a un dispositivo o una conexión.

Según recordó el autor a Servimedia, tradicionalmente se consideraba que los públicos más privilegiados tenían acceso a dispositivos tecnológicos, mientras que los más desfavorecidos sufrían de desconexión, pero en su libro argumenta "que la verdadera brecha digital va a ser entre, por un lado, los que tienen algún conocimiento de cómo la tecnología influye en nosotros y serán capaces de seguir pilotando sus vidas, y por el otro, los que se dejarán determinar progresivamente por algoritmos más invasivos y autónomos.

Así se pronunció sobre dónde poner límite a los escolares en un uso equilibrado de las tecnologías tras una educación más digital por la Covid-19 y los riesgos que suponen Internet y las redes sociales. A ello hay que añadir, según datos oficiales, que el pasado curso un 12% de los alumnos españoles sufrió la denominada ‘brecha digital’ en la educación.

“Estamos observando —especialmente con la pandemia— algo similar a lo que sucede con la alimentación: al menos en los países desarrollados, los pobres suelen ingerir más calorías que los ricos pero comen peor”, comparó.

Hidalgo emplazó a observar lo que hacen los grandes expertos. “Aunque todavía faltan muchos estudios, un entorno educativo privilegiado suele implicar más límites entre los niños y adolescentes y la tecnología. El caso más evidente es el de los hijos de los magnates de Silicon Valley, los cuales suelen tener un acceso muy acotado a la tecnología”.

En esta línea, este emprendedor (máster en Relaciones Internacionales de Sciences) y máster en Sociología por la Universidad de Cambridge) también se refirió al reciente anuncio de China de limitar a tres horas semanales el uso de videojuegos a menores.

“Lo principal sería que los padres empiecen tomando conciencia de las implicaciones de la tecnología digital para sí mismos y para sus hijos. La presión social, apoyada por la industria, es tan inmensa que únicamente se puede imponer límites si uno entiende de verdad lo que está en juego”, argumentó.

REGALAR LIBERTAD

“El mejor regalo que podamos darles a nuestros hijos es preservar su libertad. Para ello aconsejó poner barreras basadas en la edad, el tiempo de uso, el espacio (por ejemplo, que no se pueda usar el móvil en el dormitorio) y el tipo de uso (privilegiar los usos proactivos)”, recomendó.

El autor justificó que ha escrito este libro para mostrar “cómo la tecnología digital nos está modificando mucho más allá de lo que solemos pensar, y pongo de manifiesto el coste considerable que supone para la humanidad”.

“A cambio de servicios muy cómodos, de eficiencia y de entretenimiento, estamos renunciando a pequeñas porciones de nuestra libertad y de lo que nos hace humanos. También creo que dificulta la búsqueda de una felicidad más profunda. El análisis coste-beneficio real es mucho más desfavorable del que percibimos”.

“Esta toma de conciencia es fundamental si queremos definir el tipo de tecnología que nos debería interesar desarrollar y utilizar”, agregó.

ADORMECER

Hidalgo explicó también a Servimedia los efectos “anestésicos” que pueden provocar las tecnologías en los seres humanos: “Como en una anestesia quirúrgica, gran parte de la tecnología digital adormece y paraliza una porción de nuestras facultades mientras nos están operando. Empieza por robar una parte de nuestro tiempo y desviar nuestra atención para penetrar en nosotros por otros lados”.

“La industria digital hace uso de los avances en la neurociencia y otras disciplinas para conocer nuestras debilidades y desarmar nuestro escudo crítico. Esto a su vez le permite orientar nuestros pensamientos y controlar nuestras decisiones sin que seamos conscientes de ello, a favor de intereses de terceros, no de los nuestros”, prosiguió.

Por ello, apuntó que para combatirlo existen principalmente dos vías: poner distancia entre la tecnología y usarla de manera más consciente y voluntaria; y que se legisle y no se deje a la industria digital “con las manos totalmente libres” para influir en el ser humano.