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Plásticos en el Ártico

Emergencia climática

5 Abr 2022

Transportadas por ríos, aire y barcos

Detectan grandes cantidades de plástico en el Ártico

Redacción / Madrid

La 'inundación' del plástico ha llegado a todas las partes del océano Ártico, donde se encuentran grandes cantidades plásticas transportadas por ríos, aire y barcos.

El plástico no es sólo una carga para los ecosistemas, sino que también podría empeorar el cambio climático, según un estudio dirigido por el Instituto Alfred Wegener, del Centro Helmholtz para la Investigación Polar y Marina (AWI, por sus siglas en alemán), y publicado este martes en la revista 'Nature Reviews Earth & Environment'.

Los investigadores han encontrado altas concentraciones de microplásticos en el agua, en el lecho marino, en playas remotas, en ríos e incluso en el hielo y la nieve del Ártico.

Actualmente, entre 19 y 23 millones de toneladas de basura plástica terminan cada año en las aguas del mundo, lo que equivale a dos camiones por minuto. Dado que el plástico también es muy estable, se acumula en los océanos, donde se descompone gradualmente en pedazos cada vez más pequeños e incluso puede llegar a la circulación sanguínea humana. Esa situación podría empeorar porque se espera que la producción mundial de plástico se duplique en 2045.

Hoy en día, prácticamente todos los organismos marinos investigados, desde el plancton hasta los cachalotes, entran en contacto con desechos plásticos y microplásticos. Y esto se aplica a todas las áreas de los océanos del mundo, desde las playas tropicales hasta las fosas oceánicas más profundas.

"Todavía se supone que el Ártico es un desierto en gran parte intacto", indica Melanie Bergmann, experta de AWI, que añade: "En nuestra revisión, que realizamos conjuntamente con colegas de Noruega, Canadá y Países Bajos, mostramos que esta percepción ya no refleja la realidad. Nuestros ecosistemas más septentrionales ya están particularmente afectados por el cambio climático. Esto ahora se ve exacerbado por la contaminación plástica".

El estudio dibuja un panorama sombrío porque, aunque está escasamente poblado, el plástico en el Ártico se encuentra en prácticamente todos los hábitats, desde las playas y la columna de agua hasta el fondo marino, y con un nivel similar de contaminación que las regiones densamente habitadas de todo el mundo.

FUENTES LOCALES Y LEJANAS

La contaminación proviene tanto de fuentes locales como distantes. A esto contribuyen especialmente las corrientes oceánicas del Atlántico y el Mar del Norte, y del Pacífico Norte sobre el Estrecho de Bering. El viento también transporta diminutas partículas microplásticas hacia el norte.

Luego están los ríos: aunque el Océano Ártico representa solo un 1% del volumen total de los océanos del mundo, recibe más de un 10% de la descarga global de agua fluvial, que transporta plástico al océano desde Siberia, por ejemplo. Cuando el agua de mar de la costa de Siberia se congela en otoño, queda microplástico atrapado en el hielo.

Algunas de las fuentes locales más importantes de contaminación son los residuos municipales y las aguas residuales de las comunidades del Ártico y los desechos plásticos de los barcos, especialmente los pesqueros, cuyas redes y cuerdas plantean un grave problema. Ya sea arrojados intencionalmente al océano o perdidos involuntariamente, representan una gran parte de los desechos plásticos en el sector europeo del Ártico: en una playa en Svalbard, casi el 100% de la masa plástica arrastrada a la costa provino de la pesca, según la nueva investigación.

"Desafortunadamente, hay muy pocos estudios sobre los efectos del plástico en los organismos marinos del Ártico", explica Bergmann, que indica: "Pero hay evidencia de que las consecuencias allí son similares a las de las regiones mejor estudiadas: también en el Ártico, muchos animales (osos polares, focas, renos y aves marinas) se enredan en plástico y mueren. En el Ártico, también, el microplástico ingerido involuntariamente probablemente conduce a un crecimiento y una reproducción reducidos, a estrés fisiológico e inflamaciones en los tejidos de los animales marinos, e incluso corre por la sangre de los humanos".

Los datos disponibles sobre los posibles efectos de retroalimentación entre los desechos plásticos y el cambio climático son particularmente escasos. “Aquí, hay una necesidad urgente de más investigación”, subraya Bergmann, que señala: "Los estudios iniciales indican que el microplástico atrapado cambia las características del hielo marino y la nieve".

Por ejemplo, las partículas oscuras podrían significar que el hielo absorbe más luz solar y, por lo tanto, se derrite más rápidamente. A su vez, debido a lo que se conoce como retroalimentación del albedo del hielo, esto puede intensificar el calentamiento global.

Además, las partículas de plástico en la atmósfera proporcionan núcleos de condensación para las nubes y la lluvia, lo que significa que podrían influir en el tiempo y, a largo plazo, en el clima.

EMISIONES

Y, por último, pero no menos importante, a lo largo de su ciclo de vida los plásticos son actualmente responsables de un 4,5% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.

"Nuestra revisión muestra que los niveles de contaminación plástica en el Ártico coinciden con los de otras regiones del mundo. Esto se corresponde con las simulaciones de modelos que predicen una zona de acumulación adicional en el Ártico”, indica Bergmann, que apunta: "Las consecuencias podrían ser aún más graves. A medida que avanza el cambio climático, el Ártico se calienta tres veces más rápido que el resto del mundo. En consecuencia, la inundación de plástico está afectando a ecosistemas que ya están gravemente afectados. La resolución para un tratado plástico global, aprobada en la Asamblea de la ONU para el Medio Ambiente en febrero, es un primer paso importante".

"En el curso de las negociaciones durante los próximos dos años, se deben adoptar medidas efectivas y legalmente vinculantes que incluyan objetivos de reducción en la producción de plástico. En este sentido, los países europeos deben reducir su producción de plástico, al igual que los Estados ricos del Ártico tienen que reducir la contaminación de fuentes locales y mejorar la gestión de desechos y aguas residuales, a menudo prácticamente inexistente, en sus comunidades. Además, se requieren más regulaciones y controles, con respecto a los desechos plásticos del transporte marítimo internacional y la pesca", concluye Bergmann.

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