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de Ory

Entrevista

8 Jul 2022

Carmen Sánchez y Laure Lachéroy, antólogas

«Cada aerolito es como un pellizco que te retuerce la mente y te cambia la forma de ver el mundo»

Esther Peñas / Madrid

Concitan el asombro, la guasa, el ingenio, cierta dosis de sabiduría. Pudieran ser sentencias, máximas, aforismos, pero son aerolitos. El afortunado neologismo ya nos habla de la originalidad onírica de su autor, el poeta Carlos Edmundo de Ory (Cádiz, 1923, Thézy-Glimont, Francia, 2010). De él decía Caballero Bonald que «descoyunta el idioma, urde neologismos, busca la sorpresa, supedita la lógica a la intuición y la ornamentación verbal al juego de espejos imaginativo». La editorial Firmamento acaba de publicar Aerolitos completos, con prólogo de Ignacio F. Garmendía, y cuya edición debemos a Carmen Sánchez y Laure Lachéroy, con quien hablamos a propósito de este volumen.

¿Cómo ha sido el proceso de rastreo en busca de todos los aerolitos?

El trabajo ha durado unos años. En primer lugar, hemos recopilado todos los recogidos publicados en sus libros de aerolitos, en distintas antologías, tanto de su obra como de aforismos de varios autores y en las revistas literarias que se custodian en la Fundación Carlos Edmundo de Ory. Después, hemos comprobado los que se repetían, para elegir la última redacción validada por Carlos. Por fin, hemos cotejado los cuadernos manuscritos existentes en la Fundación con todo lo publicado, recuperando así más de 250 inéditos.

¿Qué tienen estos aerolitos que les concede un rango único dentro del género aforístico?

Los aerolitos retratan toda la esencia de la obra y la personalidad de Carlos Edmundo de Ory. En ellos, se manifiestan las inquietudes, la curiosidad y el asombro ante la vida y el mundo. Se refleja al adulto que se divierte con el lenguaje, guardando la inocencia de la infancia. Cuando uno entra en el universo de los aerolitos, se queda atrapado y fascinado. Cada aerolito es como un pellizco que te retuerce la mente y te hace cambiar la forma de ver el mundo.

Cubierta del Aerolitos completos¿Qué se requiere para zurcir estas máximas?

Un espíritu libre y creativo, además del gusto por el lenguaje y el juego.

¿Están más cerca los aerolitos de las greguerías que da las sentencias?

No entramos a comparar porque, aunque cuando tenía 20 años se sintió influido por Gómez de la Serna, los aerolitos no se parecen a ninguna de las dos opciones.

¿Qué rasgos hacen de Ory un gran poeta?

Además del dominio del lenguaje, la coordinación entre el fondo y la forma y el ritmo, lo fundamental es su humanidad, la confluencia del amor, el dolor, la pasión, la naturaleza, la ternura…

«Los surrealistas llevaban corbata». ¿Qué dialéctica se establece entre postismo y surrealismo, en el caso de Ory?

El subconsciente y el juego como recursos constantes para crear.

«Siento nostalgia de la llaga, herida tan bella, mirando en el sitio la cicatriz perdurable». ¿Cuál fue la gran herida que marco la vida de Ory?

Creemos que las grandes heridas de su vida fueron tres: la agonía y muerte de su padre cuando él tenía 16 años; la lejanía del mar de su infancia, y el exilio, por sentirse ahogado y sin futuro como escritor en la España de los años 50.

«Mi ángel custodio bromea conmigo de noche» ¿Qué papel ocupa lo religioso en la obra del gaditano?

Contestamos con cuatro aerolitos, de los muchos que hay sobre el tema: «Sólo dos cosas me interesan por igual: Dios y la Nada». «Aunque Dios sea mentira, que haya ángeles». «Soy ateo y religioso. Y más ateo que religioso. Y más religioso que ateo». «El viento es Dios que pasa bailando».

¿Qué distingue, en cuanto a tono y visión los aerolitos del resto de la obra de Carlos Edmundo?

Los aerolitos reflejan la forma de ser de Carlos en la vida cotidiana, profundamente original y singular. Un ser total en perpetuo movimiento. Un organismo poético que se crea a cada momento, un espíritu creativo inagotable y sorprendente.

Hay muchas citas de otros escritores haciendo de eje de muchos de estos aerolitos. ¿Cuál es el gran referente literario de Ory?

Los referentes literarios son fundamentalmente dos: San Juan de la Cruz y César Vallejo, aunque él se refería a ellos como Don Juan de la Cruz y San César Vallejo. No podemos olvidar que Carlos decía que sus grandes maestros eran los elementos de la naturaleza, los animales, los niños…

Díganme alguno de sus aerolitos favoritos…

Nos resulta muy difícil tener que elegir porque son muchos los que nos gustan. Aun así, hemos seleccionado cuatro cada una. Laura: «El corazón es ahistórico»; «Sólo lo extraño me es familiar»; «Desconfío de los hombres que no ríen» y «Los árboles son las estatuas del viento». Carmen: «Me extraña la palabra amor en el verbo amordazar». «El hombre trabaja su ignorancia con tesón». «Estoy construido de sabor de sueño». «Yo soy siempre mío, y lo pago caro».