La crisis del papel también ha llegado a los diccionarios. El presupuesto de la Real Academia Española dependía en buena parte de la venta de estos ejemplares -cuyo precio ronda los cien euros- y, en la próxima edición, la institución rehuirá de la tapa dura para instalarse en las pantallas.

“Estamos hablando de un impacto negativo que se va a ir incrementando”, por lo que el nuevo diccionario no será “un libro que se digitaliza” como ocurre ahora, sino que va a ser un diccionario “de planta digital” del que, más tarde, se imprimirán ejemplares en papel, según explicó el director de la RAE, Darío Villanueva, en una entrevista con Servimedia.

Las cifras en la caída de las ventas del Diccionario de la Lengua coinciden con el de su homólogo alemán, el Deutsches Wörterbuch, el italiano Zingarelli o el británico Oxford, que han visto mermada su comercialización en formato físico desde 2007.

En la entrevista con Servimedia, el máximo responsable de la Docta Casa -que cesará en diciembre- aseguró que “esta edición no se va a presentar como en las anteriores en un acto donde haya un montón de libros”, ya que el relevo lo tomarán las “pantallas”. No obstante, “seguiremos haciendo libros a partir de esa edición”, matizó Villanueva.

PROBLEMAS DE FINANCIACIÓN

El presupuesto actual de la RAE dependiente del Estado es de 1,6 millones de euros, una cifra un 60% menor que en 2008, cuando recibía algo más de cuatro millones de euros.

Ante esta situación, el director de la institución trató de negociar con el anterior Gobierno la venta de licencias de su herramienta 'Enclave RAE' para ser utilizada, por ejemplo, en colegios e institutos.

“Que esa compra de un servicio que proporcionamos nos compense el déficit presupuestario que arrastramos”, insistió Villanueva, que quiere impulsar de nuevo la negociación con el Ejecutivo socialista.

Mientras tanto, continuó, desde la RAE “hemos ido a buscarnos la vida” con las comunidades autónomas a través de diferentes acuerdos que, espera, enmienden las cuentas frente a la caída de la venta de diccionarios y la escasa asignación presupuestaria.