“La educación es un medio para ayudar a que las niñas y niños sanen, pero también es fundamental para la reconstrucción de sus países”, afirmó el alto comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi. Y es que a medida que aumentan las niñas y niños refugiados, también crece la brecha de escolarización.

El informe ‘Invertir la Tendencia: la Educación de los Refugiados en Crisis’ alerta especialmente de quienes quieren acceder a la universidad, ya que apenas el 1% de los refugiados tiene oportunidad de acceder a estudios universitarios, un dato que no ha cambiado en los últimos tres años.

Por eso, Acnur insta a los países de acogida a inscribir a los menores refugiados en los sistemas educativos nacionales, con un “currículo apropiado para cada etapa de la escuela primaria y secundaria” para que dispongan de “calificaciones homologadas” que les permitan ir a la universidad o acceder a estudios de formación profesional superior.

No obstante, alcanzar este objetivo se antoja complicado si se tiene en cuenta que el 92% de la población refugiada en edad escolar permanece en países en desarrollo, por lo que la ONU reclama más apoyo financiero por parte de la comunidad internacional.

Finalmente, el informe llama a forjar “alianzas más sólidas” con el sector privado, organizaciones humanitarias y los gobiernos, a fin de aumentar las oportunidades de estos chavales en materia de educación.