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Operario haciendo mediciones radioactivas en Fukushima

Medio ambiente

4 Mar 2021

La ONG denuncia obstáculos técnicos para desmantelar la central, a diez años del desastre

El 85% del terreno afectado por el accidente nuclear de Fukushima sigue contaminado, según Greenpeace

Redacción / Madrid

Los esfuerzos por limpiar las áreas afectadas por el accidente en la central nuclear de Fukushima Daiichi (Japón), del que el próximo jueves se cumplirán diez años, son limitados porque el 85% de la Zona Especial de Descontaminación continúa contaminada y el plan para desmantelar la central tiene obstáculos técnicos que lo hacen inalcanzable.

Greenpeace aporta estas dos consideraciones en sendos informes publicados este jueves, justo una semana antes del 10º aniversario del accidente nuclear de Fukushima Daiichi, originado el 11 de marzo de 2011 tras un terremoto de magnitud 9,0 y un posterior tsunami. La central estaba siendo gestionada por la compañía eléctrica Tepco.

“Los sucesivos gobiernos durante los últimos 10 años, y en gran parte bajo el primer ministro Shinzo Abe, han intentado perpetrar un mito sobre el desastre nuclear. Han tratado de engañar a los japoneses al tergiversar la eficacia del programa de descontaminación ignorando los riesgos radiológicos”, apuntó Shaun Burnie, especialista nuclear senior en Greenpeace Asia del Este.

Burnie añadió que, “al mismo tiempo, continúan afirmando que el sitio de Fukushima Daiichi se puede devolver a estado de cambio abierto para mediados de siglo”. “La década del engaño por parte de los gobiernos y Tepco debe terminar. Un nuevo plan de desmantelamiento es inevitable, entonces, ¿por qué desperdiciar más tiempo con la fantasía actual?”.

El primer equipo de expertos en radiación de Greenpeace llegó a la prefectura de Fukushima el 26 de marzo de 2011. Desde entonces, ha realizado 32 investigaciones sobre las consecuencias radiológicas del desastre en la última década, la más reciente en noviembre de 2020.

El primer informe de Greenpeace, titulado ‘Fukushima Daiichi 2011-2021: el mito de la descontaminación y una década de violaciones de derechos humanos’, indica que el 85% de los 840 kilómetros cuadrados de la Zona Especial de Descontaminación de Fukushima continúa contaminado con cesio radiactivo.

Además, no hay un periodo de tiempo para que se logre en muchas áreas el objetivo de descontaminación a largo plazo del Gobierno japonés de 0,23 microsieverts por hora y, según Greenpeace, los ciudadanos serán sometidos durante décadas a una exposición a radiación superior al máximo recomendado de 1 mSv/año.

En áreas donde en 2017 se anularon las órdenes de evacuación, como los pueblos de Iitate y Namie (prefectura de Fukushima), los niveles de radiación permanecen por encima de los límites seguros, lo que potencialmente expone a la población a más riesgo de cáncer. “Los planes para continuar levantando las órdenes de evacuación son inaceptables desde una perspectiva de salud pública”, afirma Greenpeace.

Hasta 2018, decenas de miles de trabajadores habían realizado labores en la Zona Especial de Descontaminación. Según Greenpeace, la mayoría eran subcontratistas mal pagados y estuvieron expuestos a riesgos injustificados de radiación.

DESMANTELAMIENTO

El segundo informe, titulado ‘Desmantelamiento de la central nuclear de Fukushima Daiichi: del Plan A al Plan B ahora, del Plan B al Plan C’, asegura que el plan para desmantelar las instalaciones y devolver el sitio a campo abierto dentro de 30 o 40 años es inalcanzable.

De hecho, Greenpeace apunta que no hay “planes creíbles” para la recuperación de los cientos de toneladas de desechos de combustible nuclear que permanecen dentro y debajo de los tres recipientes de presión del reactor.

El informe indica que el agua utilizada en la refrigeración del reactor y la contaminación de las aguas subterráneas y, por lo tanto, acumulada en tanques, seguirá creciendo en el futuro salvo que se adopte un nuevo enfoque.

Greenpeace indica que todo el material nuclear contaminado debe permanecer en su lugar por tiempo indefinido. “Si se recupera combustible nuclear de los escombros, también deben permanecer en el sitio. Fukushima Daiichi ya está y debe seguir siendo un lugar de almacenamiento de desechos nucleares a largo plazo”, apunta.

Además, recomienda un replanteamiento del enfoque y un nuevo plan para el desmantelamiento de Fukushima Daiichi, incluido un retraso en la eliminación del combustible fundido de 50 a 100 años o más con la construcción de edificios de contención segura a largo plazo.

Según Greenpeace, el recipiente de contención primaria debe utilizarse como un límite primario incompleto y el reactor de construcción como el límite secundario a medio y largo plazo, mientras se desarrolla la tecnología robótica que puede realizar tareas sin altos riesgos de radiación para los trabajadores humanos.

Para evitar un mayor aumento de agua contaminada radiactiva, Greenpeace señala que el enfriamiento del combustible nuclear entre los escombros debe cambiarse de refrigeración por agua a aire, y el sitio de Fukushima Daiichi debe ser convertido en una "isla seca" aislada del agua subterránea mediante la construcción de un foso profundo.