En la elaboración de la encuesta se contó con el apoyo técnico del instituto de investigación de mercado Psyma. Este estudio se lanzó vía on line a una muestra de población general de España de 648 personas, de las que 102 fueron mujeres que en los últimos dos años estuvieron o están en tratamiento de fertilidad.

Entre éstas, la media de tiempo que transcurrió hasta que pidieron ayuda a un especialista en reproducción asistida para quedarse embarazadas fue de 22 meses. Según recogió la encuesta, siete de cada diez mujeres que se realizan un tratamiento de fertilidad en España nunca se habían planteado que tendrían que recurrir a alguna técnica de reproducción asistida para lograr quedarse embarazadas.

DEPRESIÓN Y FRACASO

En este sentido, el director de Fertilidad de Merck, Julio Varela, explicó que “la infertilidad es una condición compleja que puede afectar a la relación de pareja y a cada uno de los miembros de esta de manera individual, aflorando episodios de depresión, sentimiento de culpa o sensación de fracaso. En Merck hemos querido escuchar de nuevo a las mujeres que desean ser madres y conocer de primera mano cuál es su realidad. Ya hemos contribuido al nacimiento de alrededor de 4 millones de niños en todo el mundo y seguiremos acompañando a estas mujeres para que consigan convertir su deseo de tener un hijo en realidad”.

Asimismo, la encuesta señaló que en el momento de la elección, el 13% de las pacientes que optaron por clínicas conocía poco o nada estos centros.

IMPACTO EMOCIONAL

El tratamiento de reproducción asistida es un proceso con una importante implicación emocional y, por esta razón, las mujeres que solicitan este tipo de ayuda reconocen que se necesitaría una mayor atención psicológica. De hecho, el 41% de las encuestadas que ha vivido esta experiencia consideró que este es el principal aspecto a mejorar del tratamiento.

Además, impacta de forma notable sobre sus rutinas diarias y profesionales, interfiriendo en sus vidas en más de la mitad de los casos (55,4%). Las principales dificultades tienen lugar en el entorno y dinámica laboral, donde los problemas de conciliación aparecen incluso antes de formar una familia.

La penalización encubierta de la maternidad existente en ciertos entornos profesionales agrava esta situación. De hecho, de las mujeres que cuentan a las personas de su entorno cercano que han recurrido a la reproducción asistida, solo el 11,4% lo comunica en el trabajo, según señaló la encuesta.

En lo que se refiere a los prejuicios sociales y el secretismo que antaño acompañaban a la reproducción asistida, la encuesta demostró que hay una tendencia hacia la normalización social de este tipo de técnicas para ser madre. Prueba de ello es que 8 de cada 10 mujeres se lo comunican a las personas de su entorno (familia y amistades).

Con motivo del Día de la Madre, que se conmemora este domingo, Merck ha lanzado en Twitter la campaña #MadresDesdeCero para visibilizar a mujeres que inician el viaje de la reproducción asistida porque se sienten madres incluso antes de tener un hijo. Esta iniciativa pretende normalizar estas experiencias a través de testimonios reales.