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Gameiro

Entrevista

30 Nov 2020

Ana Gameiro, mujer con una gran discapacidad física

"Gracias a mi asistente, hago la vida que yo elijo"

Servimedia / Madrid

Ana Gameiro es una mujer con una gran discapacidad física que le provoca un alto grado de dependencia, motivo por el que recibe un servicio de asistencia personal desde hace 13 años. "Gracias a él, llevo la vida que quiero, y mis hijos, afirma. Gameiro se refirió a esta cuestión en un encuentro organizado por Servimedia y la Confederación de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (Cocemfe) sobre la importancia de la asistencia personal como herramienta para empoderar a las mujeres con discapacidad y prevenir la violencia de género.

En este sentido, Gameiro dijo sentirse "una privilegiada", porque fue de las primeras personas que en España pudo disfrutar de este servicio, que empezó a tener gracias a un "proyecto piloto" de Cocemfe en Galicia.

"Sin embargo, no todas las personas con discapacidad en mi situación han tenido la misma suerte", puntualiza Ana, ya que esta prestación, recogida en la Ley de la Dependencia de 2006, no está desarrollada en muchas autónomías. Algunas autonomías aún no lo han incluido en su cartera de servicios, otras, como Madrid y Cataluña, continúan con proyectos piloto 14 años después.

Al mismo tiempo, en otros territorios se confunde este servicio con la atención domiciliaria. De hecho, destaca Cocemfe, solo Galicia y Comunidad Valenciana reconocen esta prestación de forma adecuado.

DERECHO, NO PRIVILEGIO

Para Gameiro, disponer de un asistente personal es "una cuestión de derechos, no de privilegios". "Según la ley", afirma, "todos tenemos derecho a la educación, a la sanidad, al ocio y a tantas otras cosas, como la maternidad. Sin embargo, las personas dependientes tenemos muy limitado, por no decir imposible, el ejercicio de estos derechos si no nos prestan apoyos".

De ahí que la asistencia personal debe ser considerada "un derecho", insistió, y así lo recoge la ley estatal. Según Ana, "disponer de un asistente me ha permitido llevar la vida que quiero. Elegir mi proyecto vital". "Antes de tener un asistente, yo pensaba que, si alguna vez tenía un hijo, este llevaría una vida limitada", explica, puesto que "él y yo no podríamos hacer muchas cosas".

Sin embargo, gracias a los asistentes personales, "mis niños han podido hacer la vida de cualquier niño de su edad. Han ido a la piscina, han ido de excursión, les he llevado al médico". "Ellas son mis piernas y mis brazos; llegan allí donde yo no llego", indica.

"Eso sí, las decisiones, las tomo yo", afirma Gameiro, quien dijo que quería ser muy clara en este sentido, ya que "es la persona dependiente quien lleva las riendas en este proceso". "En primer lugar, ella selecciona a su asistente personal", que pese "a lo que muchos piensan al vernos, no es un cuidador".

Ahora bien, habrá personas que requieran la ayuda de su asistente para transcribir apuntes si están estudiando; otras , a lo mejor, precisan que les ayuden en la comunicación con las administraciones públicas o con otros vecinos, y habrá quienes pidan a su asistente que les lea un libro o que les acerque a una tienda.

CUESTIÓN DE PIEL

Para Ana, "tener buenas sensaciones con tu asistente personal es algo básico. Yo es lo primero que miro cuando tengo que entrevistar a alguien". "Soy una persona muy activa y necesito alguien como yo, que me siga el ritmo", comenta divertida. A lo largo de su vida, ha tenido distintas asistentes y con algunas de ellas realmente ha creado un vínculo muy especial. Ahora mismo, indica que hay dos personas que van a su domicilio, una cuatro horas por la mañana y otra, dos por la tarde.

Por supuesto, "nos damos flexibilidad, en función de mis circunstancias y también de las suyas", pues "en la vida hay imprevistos". Con todo, "intentamos llevar un horario establecido para organizarnos todos la vida".

Desde que se mudó a su actual localidad, Ana lleva nueve años con un asistente personal que también tiene discapacidad, aunque ahora mismo ella está de baja. "Es casi como una hermana, como una prima. Sabe más de mi vida que cualquier familiar", bromea. "Ha sido la madrina de mi boda y de mi segundo hijo, y yo he sido la madrina de la suya".

"BÁSICO PARA NUESTRA AUTONOMÍA"

De hecho, el modelo positivo de Ana animó a esta mujer a lanzarse a la maternidad. "Ella y su marido tenían temores, y me siento muy orgullosa de haber puesto mi granito de arena para que tuviesen a su niña. Que para mí, es como la hija que no tengo yo". Tal es el grado de intimidad entre estas dos mujeres, que Ana describe con emoción.

Por ello, reclama las mismas oportunidades para el resto de personas en situación de dependencia, y también que se amplíen las horas de prestación.

"Yo tengo seis horas concedidas al día, cinco días a la semana, pero mi discapacidad no se aparca el viernes a las 18:30 y reaparece el lunes a las 08:00 de la mañana", dice en broma.

"Ahora mismo me puedo apañar con mi marido, pero esto no siempre fue así", prosigue, , y "cada persona con discapacidad tiene además sus propias circunstancias". Por eso, exigió la generalización de este servicio, que "es básico para nuestra autonomía y para que podamos tener nuestro proyecto de vida".