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Alumnas yendo a clase

Política económica

12 Abr 2024

Cerca de 50.000 lo hacen de forma reiterada

Casi dos de cada diez adolescentes faltan a clase por no poder comprar productos de protección menstrual

Redacción / Madrid

Casi dos de cada diez adolescentes faltan a clase por no poder comprar productos de protección menstrual, según un estudio realizado por Metroscopia para Evax, que alerta de las graves consecuencias que tiene la pobreza menstrual para las chicas que la padecen.

El estudio 'El absentismo escolar debido a la pobreza menstrual en España' para el que se han realizado 1.000 entrevistas a una muestra representativa de chicas de edades comprendidas entre los 14 y los 25 años en el territorio nacional revela la situación que padecen muchas adolescentes que no van a clase porque no pueden pagar productos de protección menstrual.

Los datos muestran que casi dos de cada 10 adolescentes de edades comprendidas entre 14 y 25 años han declarado haber faltado alguna vez a clase por no poder comprar una compresa o un tampón. En la franja en edad escolar, de 14 a 20 años, esta cifra se sitúa en el 16%, o lo que es lo mismo, una de cada seis. En cifras absolutas, el número asciende a 270.000 adolescentes. A su vez, el 3% de éstas, alrededor de unas 50.000, sufren esta situación de manera reiterada.

Los métodos alternativos usados con mayor frecuencia por estas chicas son en su mayoría productos de celulosa como las toallitas higiénicas (47%) o pañuelos (34%), aunque la lista de sustitutivos incluye también un segundo par de bragas (26%), algodón (23%), un trozo de tela de ropa vieja (21%) o calcetines (11%).

Además, más de la mitad (60%) reconoce que ha experimentado fugas de sangre por no tener la protección adecuada. Una situación que ellas mismas han descrito como “vergonzosa”, o que les ha hecho sentirse “tristes” o “sucias”.
El 21% de los padres encuestados dice haber tenido dificultades alguna vez para costear los productos de protección menstrual para sus hijas. Un porcentaje que aumenta hasta el 34% entre las personas cuyo nivel de vida es declarado como insuficiente o hasta el 30% en el caso de los padres más jóvenes.

Como consecuencia de estas dificultades económicas, el 19% de los padres menores de 45 reconoce haber permitido que sus hijas se quedaran en casa mientras que el 13% admite haber enviado a sus hijas a clase sin la protección adecuada, a pesar de ser conscientes de que la necesitaban.

DESCONOCIMIENTO

El estudio concluye que es necesario no solo concienciar a la población española sobre la existencia de la pobreza menstrual en España (el 70% de la ciudadanía no conocen o confunden este término), "sino de entender que se trata de una situación que requiere de la atención de todos para poder trabajar en reducirla hasta conseguir erradicarla".

Para Rebeca Cordero, profesora de Sociología Aplicada de la Universidad Europea de Madrid, “es necesario dar visibilidad a esta problemática" porque la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran estas chicas no solo quebranta un derecho fundamental como es el derecho a la educación, sino que supone un daño en su salud mental, debido a su fragilidad emocional y baja autoestima derivada de esta pobreza y el miedo a ser señaladas y ridiculizadas. Además, es un riesgo para su salud física por alargar la vida de los productos de higiene menstrual lo que puede dar lugar a enfermedades infecciosas.
 

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