El trabajo se presentó este martes en un acto celebrado en la agencia de noticias Servimedia. El diálogo contó con la participación de la presidenta de la UDP, Inmaculada Ruiz Martín; de José Ignacio Casas, integrante del Grupo de Trabajo del Barómetro de Mayores de la UDP, y de Sergio Azañedo, técnico senior de Estudios en Simple Lógica.

Como preámbulo a la presentación del barómetro, José Ignacio Casas explicó la necesidad de realizar un trabajo centrado en las personas mayores pretextando que Eurostat excluye a los mayores de 74 años en estudios sobre el uso de las nuevas tecnologías, otras encuestas agrupan en la categoría ’65 y más años’ una realidad muy heterogénea y ciertos sectores sólo están interesados en personas entre 55 y 75 años como “meras consumidoras” en lo que se ha dado en llamar ‘economía senior’.

A su vez, llamó la atención sobre las “grandes dificultades” habidas para recoger el testimonio de personas de 80 o más años por el “aislamiento” en el que viven o por las “barreras de comunicación” para responder. Por esa razón, los promedios de salud “parecen mejores de lo que son”.

Luego de reflexionar sobre el hecho de que “el entorno social, el entorno económico, el hábitat y la composición del hogar influyen de manera distinta sobre cómo envejecemos”, comenzó a desgranar los datos del informe propiamente dicho.

En el barómetro, se evidencia que el 50,6% de las personas mayores atestigua que su estado de salud es regular o malo (el 36,9% aduce que es regular y el 13,7% que es malo), frente al 49,2% que señala que es bueno o muy bueno.

En ese sentido, destaca que quienes perciben que su estado de salud es malo son las mujeres de 70 o más años, los hombres de 80 años en adelante, las personas con niveles económicos bajos y aquellas personas con estudios por debajo de los universitarios.

Del mismo modo, en el 55,6% de los hogares vive una persona con enfermedades o problemas crónicos, un guarismo que asciende hasta el 68,2% entre aquellos en los que residen mujeres con edades comprendidas entre 70 y 74 años, y hasta el 71,1% en aquellos en los que habitan personas con una capacidad económica insuficiente.

A su vez, el 41,9% de las personas mayores tiene limitaciones para realizar actividades cotidianas, lo que se acentúa entre los hombres de 80 o más años. En estos casos, precisó José Ignacio Casas, la carga del cuidado se incrementa entre las mujeres convivientes más jóvenes.

ATENCIÓN PRIMARIA

Por su parte, el barómetro pone de manifiesto que las personas mayores tienen una “alta apreciación” de la cercanía del centro y de la atención presencial, siendo preferida esta forma a la tecnológica, como consecuencia de la ‘brecha digital’. En esta línea, el estudio observa que la facilidad de atención es menor en las grandes ciudades en lo concerniente al acceso y a las demoras de las citas.

También tienen en gran consideración el trato que el personal médico les dispensa, destacando especialmente su profesionalidad, el tiempo dedicado en cada consulta y la disponibilidad de derivarlos a un especialista. A pesar de ello, las valoraciones son más bajas entre las personas con menor capacidad de gasto.

DEMANDAS

Por su parte, el 86,6% de las personas mayores reclama que la sanidad pública amplíe su cobertura de salud bucodental, el 77% lo pide para los servicios de salud mental y el 64% lo solicita para las consultas de fisioterapia.

En cuanto a la forma de ser atendido, este segmento de la población prioriza la presencialidad, aunque el 85% de este colectivo se muestra satisfecho o muy satisfecho con la atención telefónica. En la otra cara de la moneda, el 39,6% rechaza las videollamadas, lo que evidencia la supradicha ‘brecha digital’. Esta situación, a juicio de José Ignacio Casas, pone de manifiesto lo pernicioso de la “ciberburocracia”.

Las personas mayores confiesan que han sufrido situaciones de edadismo cuando han acudido a los servicios sanitarios públicos, unas experiencias que denuncian fundamentalmente las mujeres con edades comprendidas entre 65 y 69 años en los servicios de atención especializada (5,7%) y de urgencias (5,7%).

José Ignacio Casas llamó la atención sobre el hecho de que una de las conclusiones más llamativas del barómetro es que “a peor situación económica y menos estudios, peor salud; es una ecuación que no falla”.

INVISIBILIZACIÓN

Inmaculada Ruiz Martín comentó los datos del barómetro, centrándose en deplorar la invisibilización en la que se encuentran las personas mayores y lamentando el edadismo que sufre este colectivo.

También denunció que “el acceso digital a la sanidad pública es casi imposible”, como lo ejemplifica que cuando las personas mayores llaman a su centro de salud la línea se satura, les resulta imposible dejar un mensaje o directamente no pueden pedir una cita.

Por último, Sergio Azañedo explicó la ficha técnica del barómetro, el cual se ha efectuado tras realizar 804 entrevistas telefónicas en toda España entre los pasados días 1 y 16 de junio.

Abundó en que se ha segmentado a las personas mayores en cuatro tramos de edad: 65-69 años, 70-74 años, 75-79 años y 80 y más años, y expuso que la muestra ha sido proporcional a la población por tamaño de hábitat y comunidades autónomas con cuotas por sexo y edad.

El Barómetro de MayoresUDP cuenta con la financiación procedente de la subvención del 0,7% del IRPF 2022 de Otros Fines de Interés Social, del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, una convocatoria posible gracias a la solidaridad de las personas contribuyentes que cada año marcan en su declaración de la renta la casilla de Actividades de Interés General consideradas de Interés Social, la X Solidaria.