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Jorge Marco

Entrevista

20 Mar 2024

Jorge Marco, escritor

«Me asombró el inframundo de pobreza a comienzos del siglo XX en barrios como Injurias, donde miles de personas pernoctaban en las calles»

Esther Peñas / Madrid

Un policía apasionado de Gracián, morfinómano, violento, misógino, racista, y otro empático, que se resiste a caer abatido por el cinismo. Dos personajes que van conformando una trama que transcurre en el Madrid que deviene de la Restauración al comienzo del franquismo. Con una prosa vehemente y suelta, una historia adictiva y la cartografía geométrica de unos personajes imantados, Jorge Marco (Madrid, 1977) construye El abecedario rojo (Ediciones La Tormenta). 

¿Qué distingue un abecedario rojo de otros impresos en otros colores?

El título de la novela está inspirado en una frase que el policía de la DGS Mauricio Carlavilla escribió en un libro titulado El comunismo en España (bajo el seudónimo de Karl Mauricio), en 1932. El personaje de Luis Pavón está inspirado parcialmente en este policía, que era especialmente histérico y estrambótico. La frase en su libro era «La CNT ha escrito un abecedario rojo con las balas de sus pistolas». La frase no solo mostraba al personaje, sino que también tenía una resonancia metafórica que me atrapó, por lo que decidí incorporarla a la novela y convertirlo en su título. 

¿Es mejor un facha sin fisuras, auténtico, de los que se le ve venir, que esas personas que parecen «gente de bien» pero esconden un dictador dentro?

Pues me imagino que sí, porque lo ves venir desde lejos. 

¿Qué debemos aprender de personas como Luis Pavón?

Hoy en día, podemos encontrarnos con muchos Pavones en nuestra vida cotidiana hablando, participando en tertulias de televisión, dirigiendo programas de radio, partidos políticos, empresas... Un personaje como Pavón nos muestra que el conocimiento en sí mismo no nos hace mejores personas; se puede saber mucho y ser muy listo, pero eso no implica tener empatía ni inteligencia emocional. 

A mí me duele que alguien como él lea al espléndido Baltasar Gracián…

Gracián, como todos los pensadores, tiene muchas lecturas. Elegí que el autor fuera lector de Gracián porque quería criticar el uso que se hace de este pensador en la actualidad. Básicamente, las obras de Gracián se han troceado en frases singulares para convertirlas en mensajes de promoción del individualismo, el neoliberalismo cultural y la autoayuda. 

¿Qué se requiere para que dos personas tan antitéticas como Pavón y Larousse (pienso, también en Narciso y Goldmundo) se entiendan?

No lo sé. Cuando pensé en los dos personajes, inmediatamente surgió la idea de una relación de maestro-discípulo con fuertes tensiones, pero también cierto entendimiento. A Larousse, probablemente le recordaba al hijo que había perdido y, en el sentido contrario, Larousse representaba para Pavón una especie de padre profesional. Por eso, a pesar de sus diferencias, podía existir cierto entendimiento entre ambos. 

¿Qué es lo que más le asombró de ese Madrid que describe en la novela y que parece profundamente documentado?

El libro está muy documentando. He empleado procesos judiciales y prensa de la época para retratar el Madrid de la Restauración, la dictadura de Primo de Rivera, la Segunda República y la guerra. Lo que más me asombró fue el inframundo de pobreza que había a comienzos del siglo XX en barrios como Injurias, donde miles de personas pernoctaban en las calles o en casas de dormir. 

Cubierta del libroDe los momentos históricos que contempla el libro (Primo de Rivera, II República, Guerra Civil, inicio del franquismo), ¿cuál le fascina más y por qué?

Todas las épocas que aparecen retratadas en el libro me parecen fascinantes. Es un periodo donde se produce transición entre lo viejo y lo nuevo, primero de forma lenta y, a partir de la Primera Guerra Mundial, acelerada. El tradicional aislamiento de España del contexto internacional empieza a evaporarse; movimientos como el obrero o el feminista comienzan a tener mayor visibilidad y capacidad de movilización; surgen grandes ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia dominadas por nuevas modas, formas de consumo, medios de transporte, etc. Todo este proceso se acelera y, con ello, las contradicciones materiales e ideológicas. 

¿Es posible encontrar, hoy en día, a policías como Pavón?

Es muy probable que se puedan encontrar hoy en día versión de Pavón adaptada a comienzos del siglo XXI. La policía en España siempre ha tenido una fuerte carga política, incluso en contextos democráticos. Al mismo tiempo, es una institución donde predomina una cultura gregaria, conservadora y arribista. 

¿Qué le ha animado a dar el salto del ensayo a la ficción?

Experimentar. La escritura ensayística o de investigación histórica tiene unos registros propios y, aunque emplea herramientas de la escritura de ficción, no puede dar rienda suelta a la imaginación. Después de muchos años explorando distintas posibilidades y formatos dentro de la investigación histórica, quería indagar otros registros. La escritora Ana María Matute, cuando recibió el premio Cervantes, dijo: «Créanse mis historias, porque me las he inventado». En este sentido, me interesaba adentrarme en ese mundo de las verdades imaginadas, de cómo construir un mundo real desde la ficción.