Compartir en redes sociales

Mujer y su hijo navegando por internet

Estudio

14 Jul 2022

El 40% de los jóvenes ha experimentado sensaciones negativas cuando interactúan en el entorno virtual

Los jóvenes y las mujeres son los colectivos más vulnerables frente a internet y las redes sociales

Redacción / Madrid

Los jóvenes de 18 a 21 años y las mujeres son los colectivos más vulnerables frente al uso de los entornos digitales y las redes sociales, según concluye el estudio realizado por The Family Watch ‘Jóvenes y vulnerabilidad en Entornos Digitales’, tras analizar 1.500 encuestas realizadas entre jóvenes de 18 a 35 años.

Se trata del primer estudio sobre la “vulnerabilidad de los jóvenes vista desde los propios jóvenes”, según explicaron este martes las investigadoras de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). “Les hemos preguntado directamente a ellos y por eso creemos que es un estudio pionero. El objetivo es conocer las percepciones de los jóvenes entre 18 y 35 años en su interacción con los entornos digitales y las redes sociales”, afirmó Sonia Carcelén, profesora de la Facultad de Ciencias de la Información de la UCM.

Otras conclusiones de la investigación son que el 40% de los jóvenes ha experimentado sensaciones negativas cuando interactúan en el entorno virtual; las mujeres son más conscientes (tienen una mayor percepción) del riesgo que los hombres en su actividad digital: los más jóvenes reconocen ser emocionalmente más vulnerables que los de mayor edad; y el 44% de los encuestados afirma que le da miedo que alguien use el contenido personal que sube a las redes sociales

“Casi el 90% de los entrevistados reconocen que usan las redes sociales todos los días. Las mujeres perciben más vulnerabilidad que los hombres ante las redes sociales. Aunque los hombres parece que son menos sensibles a las mismas, sí se detecta que les afectan las faltas de respeto y son más conscientes de la pérdida de tiempo que supone estar en los entornos digitales (apuestas por internet o videojuegos”, explicó María José Olesti, directora general de The Family Watch.

Olesti señaló que se detecta también una preocupación por parte de los padres y madres “ante la falta de madurez de los hijos para filtrar la información” y “por la imagen de que proyectan los influencer” sobre los adolescentes. Por ello, desde la institución se pide una “reflexión del papel fundamental de la familia en la socialización de los hijos, ya que los padres y las madres son los principales educadores”.

La profesora María Galmes, coautora del estudio, animó a las familias que detectan problemas de este tipo a que “lo hablen, lo expongan”, especialmente los “aspectos relativos a la pérdida de tiempo y la sensación de vació”. La mejor herramienta es el autocontrol, trabajar la autoconfianza para ser capaces de decir, sí, no”.

El estudio se realizó en dos fases: por un lado, la denominada “investigación cualitativa”, que ce centró en reuniones con jóvenes. “Les dejamos hablar y que nos fueran contando. También hablamos de los mecanismos de protección frente a lo digital. A partir de ahí construimos un cuestionario para validarlo y entregarlo a los 1.500 encuestados”, destacó la profesora Carcelcén.

Durante esta fase, los jóvenes expresaron sus sentimientos frente a su uso de Internet y las redes sociales. Una de ellas fue “Me están robando la vida”, lo que, a juicio de las investigadoras, pone de relieve el gran impacto de los entornos digitales sobre los jóvenes.

Después se realizaron las encuestas, en las que se puede detectar algunas de las emociones de los participantes al describir su interacción con Internet y las redes sociales: “sensación de vulnerabilidad, rabia ante la falta de respeto, inseguridad, sentirse vacío (sobre todo, las mujeres)”.

“Es muy interesante como los encuestados más mayores decían que había que proteger a los de 18 y a los menores de edad. Nos han comentado que a un niño se le da un móvil con 12 años y está expuestos a Internet. Por ello, han ayudado a hermanos pequeños o primos que, aunque son nativos digitales, no saben protegerse de los peligros de los entornos digitales, concluyó Carcelén.