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'Usted es lo mejor que tiene usted'

19 Mar 2018

Gregorio Apesteguía, poeta de lo indómito

“La hipótesis del inconsciente es altamente poética”

Esther Peñas / Madrid

Son “edición de trabajos teóricos sobre asuntos psicocorporales”. El responsable, Gregorio Apesteguía, un tipo calmado, esquivo a la entrevistas, alérgico a las presentaciones, sorprendente e insólito, porque cuanto más clara es una voz, más disonante suena. Recuerdo otra postal suya, en la que se ve una tetralogía de un tipo flamenco, aunque podría ser un bandolero sofisticado, y acompañando a la imagen se lee: “Atención, por favor, pase lo que pase, elegancia existencial’.

Entrar en una librería y ver un expositor de postales. Postales. ¿Quién escribe postales? ¿Quién recibe postales? Los románticos (en el sentido más luminoso  que propusiera Novalis), los tarados (al margen de los hechos al dictado), los nostálgicos (con el sufijo médico que implica). Entrar en una librería y que nuestra atención se focalice en una postal en negro en la que se lee “Usted es lo mejor que tiene usted”. O un Abracadabra que va perdiendo letras hasta formar una estructura piramidal. Un caligrama.

Una imagen de un tablado flamenco presidido por la algarabía flanqueado por un insólito mensaje: “Durante su estancia en el Planeta Tierra (en la medida de los posible), rogamos mantengan la alegría y el compás". Entrar en una librería, o en una tienda de regalos, o en una tienda moderna de arreglos de costura y encontrar estas postales. Muchos de ustedes quizás las conozcan. Guarden una. Hayan enviado unas cuantas. Las hayan regalado.


Son “edición de trabajos teóricos sobre asuntos psicocorporales”. El responsable, Gregorio ApesteguíaAbre nueva ventana, un tipo calmado, esquivo a la entrevistas, alérgico a las presentaciones, sorprendente e insólito, porque cuanto más clara es una voz, más disonante suena. Recuerdo otra postal suya, en la que se ve una tetralogía de un tipo flamenco, aunque podría ser un bandolero sofisticado, y acompañando a la imagen se lee: “Atención, por favor, pase lo que pase, elegancia existencial’.


Apesteguía viene a encargar eso mismo, una cierta elegancia existencial. “En realidad, es una tesis muy fácilmente criticable esta de la elegancia existencial… era más un lema ético que un intento por corroborar una realidad”. ¿España es un país elegante, lo somos, los españoles?  “Como país, puede tener un punto elegante, por qué no… pienso en el flamenco, de una sobriedad muy elegante, con sus trajes, sus corbatas… la guitarra española… y el baile no digamos… estoy pensando, por ejemplo, en Israel Galván, que destila mucha elegancia… Además, tenemos grandes diseñadores de moda ciertamente elegantes, como Valenciaga”, nos comparte Gregorio.


Hay fulgor en sus mensajes, un engranaje dinámico entre la imagen propuesta y la reflexión que la acompaña y completa. Hay mucho que apela al inconsciente y que convoca el fulgor directo de lo cómplice. ¿Es poético el psicoanálisis? “Desde luego, la hipótesis del inconsciente es altamente poética; a mí me lo parece, como me lo parece Jung. Siempre he sido un poco cabroncete con el lenguaje, en la manera de expresarme. Por ejemplo, de niño recuerdo que le pedía a mi tía un ‘recipiente’… me interesa y me divierte darle vueltas al lenguaje, no sé si buscando la poesía, creo que más cierta ironía, cierto sarcasmo, darle una vuelta a la posibilidades que nos ofrece. No estoy seguro de que haya poesía, tal vez temple en el uso de las palabras, como una armonía interna, hermosa, compacta, y con un poco de mordacidad, que el mensaje sea unitario, y que la formulación esté compacta, eso es lo que más me gusta”.


“Lacan me interesa bastante, pero es muy acumulativo en cuanto a conceptos, y tener que memorizar tanto me cansa; lo leo suelto, sin orden. Y me divierte bastante, me divierten esos chascarrillos que circulan sobre él, esos pensamientos tan suyos, como aquel de que la mujer no existe, me parece un gran showman. Lacan me parece un tipo grande, la montó muy gorda al final, él estaba fresco cuando los demás estaban apolillados, es un sujeto muy interesante. Pero me gusta más Jung”.


Trabaja con la imagen, pero también con el lenguaje. “El lenguaje también te domina pero me siento muy cercano a Agustín García Calvo, que era un tipo que odiaba el uso de los neologismo, de las frases hechas, de las palabras gastadas; también sentía un odio profundo a la obediencia a términos que vienen impuestos. Por eso huyo del leguaje sobado, del lenguaje fast food, e intento usar un lenguaje a pie de calle, en el que no utilizar conceptos, lo contrario que Lacan. Huyo de lo opaco y de los cultismos”.


En cuanto a la dialéctica entre la imagen y la idea, ¿cómo es el proceso? Normalmente, empiezo con la imagen, ahora utilizo muchas fotos libres de derechos, pero comencé, y lo sigo utilizando, de vez en cuando, haciendo mis propias fotos, por ejemplo de una nube, de un paseo en El Escorial, de una silla… a partir de la imagen trabajo, pero también puedes tener una formulación previa y, a partir de ella, buscarle el referente, pero esto ocurre menos. Me divierte mucho encontrar una imagen y trabajar a partir de ella”.


¿Qué tiene que tener una imagen para atraparte, para convocarte hasta el punto de que la elijas? “La verdad es que es bastante caprichoso en mi caso, no sabría decirte… estuve hablando con un fotógrafo profesional sobre esto, pero no estoy interesado en sacar una buena fotografía, nada de eso, es más una cuestión sentida, que me provoca vínculos inconscientes, que me llama, que me dice. Los fotógrafos hablan de orden, pero creo que eso rompe un poco la espontaneidad; antes iba mucho al rastro o rescataba fotos tiradas por el suelo. Hay un vínculo de familia con eso que descubre cuando las ves”.


Ha trabajado el color, pero la mayoría son en blanco y negro. “El tema añejo mola, recuerda a bodega antigua, a botella usada, me atrae, es un suerte de nostalgia de cómo eran las imágenes, ahora que tenemos una multiplicación infinita de ellas”. En cualquier caso, todas ellas encuentra un punto de fuga, abren una hendidura donde la sonrisa (de por dentro) se despliega.


SIN ESPECIAL RESPETO POR EL LIBRO


Pero Apesteguía, que comenzó creando este tarot visual alrededor de 2008, poco después comenzó a editarse sus propios libros. “Bueno, más que libros, dirían que son páginas que se suceden. ¿Por qué? Igual es prosaico, pero quería hacer otras cosas, así que lo de los libros llegó por casualidad, no siento un especial respeto por los libros, no dejan, en mi caso, de ser páginas seguidas y agrupadas. No me interesa la coherencia interna, ni aspectos más técnicos”. Y así surgieron ‘Disidencia lírica’, un texto que sirve “como luz en la cueva”, en cuyo interior “hay aceptación de vicisitudes contradictorias y gratificación para un corazón que quiere viajar botijo adentro”; ‘De la interacción sujeto-mundo’, un trabajo basado “en el paradigma de la artesanía de la verdad indemostrable” o ‘(Explicaciones) Acerca de lo que está pasando’.


“En general, son trabajos pequeños, con poco texto. Hay una edición bilingüe porque un profesor norteamericano leyó ‘(Explicaciones) Acerca de lo que está pasando’ y lo tradujo al inglés, y lo utiliza para sus seminario. Es, digamos, el más político de mis libros, por decir algo. Surge de esa hecatombe de 2008, en la que inició una situación de pobreza generalizada, de eso habla, aunque con un tono muy lírico, y con cierto tono de ficción, que está basado en una mentira, en unos supuestos papeles que me encuentro en mi piso… Este profesor está entusiasmado con mi libro. De hecho, está escribiendo un ensayo y uno de los capítulos se lo dedica, lo cual no deja de ser asombroso.”


Este poeta de lo indómito no presenta sus libros, los suelta, los lanza a una deriva insospechada, deja que hagan su camino, que haya un encuentro con su lectores, un encuentro que no puede ser más que fortuito. “La autoría me interesa poco como tal. No creo que tenga mucha importancia".


Si las postales las lanza al mundo bajo el membrete de ‘Almacén de análisis’, “como si fuera una plataforma secreta”, los libros, los suyos, se encuentra amparados por el sello editorial propio ‘Dos sardinas ediciones’, “que reflejan el estado de precariedad”.

Apesteguía y sus referentes: Jung y García Calvo, esto, alcanzadas estas líneas, ya lo saben, pero también el maestro Eckhart, Mircea Eliade, Michaux, Carlos Oroza… “gente que ha estado un poco en la diagonal”. Como él.