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LIbros

25 Feb 2020

Cristina Lizarbe, traductora

“Lo plural nos enfrenta a la realidad”

Esther Peñas / Madrid

El genio no original (greylock). Bajo este título se extiende una travesía por poemas llenos de referencias, poemas escritos, inspirados, trazados con injertos, con referencias, con préstamos. Poesía por otros medios en el nuevo siglo, lo subtitula su autora, Marjorie Perloff (Viena, 1931), una de las críticas y teóricas norteamericanas más ilustres. Conversamos con su traductora Cristina Lizarbe (San Sebastián, 1993) a propósito de esta poesía rizomática.

Hablamos de un libro áspero, nada fácil. ¿Qué ha sido lo mejor y lo peor de traducirlo?

¡Pero que nada fácil! Lo mejor ha sido poder conectar de nuevo con el mundo de las letras, de la poesía. Soy filóloga inglesa de formación y en su momento pasé muchas horas con Pound y con Eliot, y volver a verlos me hizo mucha ilusión. También descubrí, gracias al libro, la faraónica reforma de las calles de París que llevó a cabo Haussmann, y me fascinó (para bien y para mal). Gracias, Walter Benjamin.

¿Lo peor? Traducir la bibliografía y no encontrar los libros de referencia traducidos. Da cierta pena, por todo lo que nos llegamos a perder si no hablamos o leemos el idioma original. Además, ¡sentía que tenía el deber moral de traducir todos esos libros!

¿Se puede hablar de una línea clara entre injerto poético, homenaje y plagio?

Creo que la distinción entre estas tres cosas es tan (pero tan) subjetiva que no me atrevo a profundizar demasiado. Los autores califican sus obras, pero estas obras y estos autores no existen de forma aislada, así que los demás pueden calificarlas como consideren, y ahí cabe también la consideración de “homenaje”, la de “plagio”, la de “injerto poético”… Tal vez alguien mete una referencia al argumento de Macbeth en su obra y otro lo considera un plagio y no un homenaje. No lo sé. La verdad es que al acabar el libro me han surgido más preguntas que respuestas, aunque eso no está mal.

¿Hasta qué punto la poesía referencial no supone una mayor exclusión para el lector?

Creo que es uno de sus puntos problemáticos y lo que desanima al lector: la poesía referencial puede llegar a limitarnos mucho, sobre todo cuando nos metemos en la obra sin haber estudiado antes al autor como persona y personaje, su trayectoria, sus mentores… Entramos de repente en su círculo personal, el más privado, y nos sentimos perdidos. Si no conocemos sus influencias es muy probable que no lleguemos a comprenderlo del todo, y tampoco sus referencias. A veces echo de menos un desglose con todas las referencias al final de cada obra, sería curioso. ¡Aunque acabaría con parte de la magia de los estudios literarios!

Cuando se publicó ‘Tierra baldía’ se dijo que “no tenía valor poético en sí mismo”. ¿Cómo saber qué lo tiene?

El canon de ese momento decía que no lo tenía, pero años más tarde se ha reivindicado su valor como obra original y, tal vez en un futuro, vuelva a considerarse un producto sin valor poético. Es parte del “encanto” del canon y de las distintas corrientes poéticas y críticas. A veces van, a veces vienen y echan por tierra lo que antes era considerado una obra maestra. Y al revés. ¿Cómo saber qué tiene valor poético? Es una pregunta tan compleja que daría para días y días de debate.

¿Cuál es la “satisfacción que le pedimos a la poesía”?

Diría que lo mismo que le pedimos a otras obras, más allá de las letras: que despierte sensaciones, emociones, que nos conecte con algo o alguien.

¿Lo plural dinamita lo puro?

Lo plural nos enfrenta a la realidad, nos da una perspectiva mucho más cruda, más realista: lo puro no es nunca tan puro y rara vez consigue mantenerse por sí solo, por su pureza, porque generalmente se mantiene de forma artificial. Además, lo puro puede llegar a ser muy aburrido y previsible.

¿Existe algo similar entre los traductores a los juegos propuestos por Oulipo?

No conozco nada de primera mano, pero estoy segura de que hay proyectos de ese estilo en marcha. La traducción genera tantos desafíos que sí, no me cabe duda. Porque no olvidemos que los traductores también son autores, y hay obras en las que no cabe ninguna clase de literalidad, que te exigen una creación completamente original y elaborar tus propios rompecabezas para el lector. Tendré que investigar un poco.

¿A qué llamamos genio?

A alguien que rompe las reglas y ofrece algo distinto. Y le sale bien.

¿Cualquiera puede ser poeta? ¿Qué rasgos lo definen?

No sé si cualquiera, pero creo que mucha gente podría ser poeta si tuviera los medios y la oportunidad para ello. Me da tristeza cuando veo cómo se hacen famosos autores muertos que en vida se morían de hambre. Por desgracia, el talento no lo es todo y el mundillo literario puede ser una jungla para alguien ajeno a él; por suerte, la poesía, desde hace unos años, se ha abierto mucho y resulta algo menos exclusiva. Hay mucha gente normal y corriente publicando poesía, o simplemente escribiendo y escribiendo… Y reconforta un poco, la verdad. ¿Los rasgos? Un poco como en la pintura y el dibujo: ser capaz de plasmar en papel o en un archivo de texto una serie de emociones, de realidades, de imágenes mentales o reales. ¡Parece hasta sencillo!

De todos los poetas que transitan estas páginas, ¿por cuál siente especial querencia?

Walter Benjamin. Me cuesta conectar con la poesía más contemporánea, quizá porque me he formado mucho con autores de otras épocas y eso me condiciona bastante. Pero Walter Benjamin, sin duda. A pesar de lo difícil que resulta a veces leer sus textos porque es capaz de combinarlo absolutamente todo, de trazar relaciones en cualquier parte. Es puro collage, es el colmo de la referencia. Me hubiera gustado estar diez minutos en su cabeza mientras componía El libro de los pasajes.